A Bojan le salen los colmillos
El delantero del Barça marca menos goles, pero ha crecido como futbolista
La baja de Ibrahimovic, sancionado, y el típico silencio de Pep Guardiola reviven una vieja sensación: camino del campo, la afición se preguntará hoy quién juega con Messi en punta. Henry, Pedro y Bojan se disputan los dos puestos. El Barça necesita profundidad y gol. Así que en el vestuario nadie descarta a nadie. Menos aún, a Bojan viéndole entrenarse esta semana.
"Cuando sale, siempre pasa algo", sostiene Xavi, que le vio entrar en el primer equipo y le ha visto crecer. Bojan (Linyola, Lleida; 1990) tuvo una llegada al plantel profesional tan inesperada como sonora. Debutó el 20 de junio de 2007, en un partido amistoso en Egipto, cuando aún no había cumplido los 17 años y unos meses después Frank Rijkaard le empujó al campo. Bojan salió vivo del derrumbe de aquel equipo en desguace por su olfato de gol. Con sus tantos dio aire al equipo y al descompuesto aficionado barcelonista, que despedía compungido a Ronaldinho. Bojan, al que Henry bautizó como lo petit Bo [el pequeño Bojan] marcó 10 goles, por ocho del brasileño, y fue el cuarto goleador del equipo, tras Eto'o, Henry y Messi.
Ya no es aquel niño que no hablaba para no molestar y parecía sentirse solo
Han pasado tres años. Bojan ya no está tan atento a los estudios y, aunque sigue bajo el techo materno, empieza a volar, pura ley de vida. Así que ha crecido como persona y futbolista. Bojan ya no es el crío que, asustado, buscaba cobijo, sino que ahora lo ofrece. O eso cuenta Pedro: "El año pasado me ayudó mucho cuando llegué. Estuvo pendiente de mí. Me animaba a trabajar y aprovechar mis oportunidades", recuerda. "Ha cambiado mucho. Ha crecido", asegura Márquez, que ya era un veterano cuando apareció aquel chavalín imberbe. "Le han salido los colmillos", suelta. Sabe que Bojan ya no es aquel niño que no hablaba para no molestar y a ratos parecía sentirse incómodo y solo entre gente con la que tenía poco en común fuera del campo.
La llegada de Guardiola llenó de gente joven el vestuario y eso le permitió sentirse más cómodo. Tiró de él Piqué, joven, pero con más tablas. Aunque rebajó a la mitad su presencia en el campo -fue titular en seis partidos, jugando 773 minutos, en la Liga-, por lo que perdió gol -sólo dos-, creció en el camerino y hasta se le vio bromear.
Mientras se reivindicaba en la Copa, titular todos los partidos y máximo realizador del torneo, Bojan aprendió que meter goles no le alcanzaba para ser fijo en el Barça y que a los 19 años tenía camino para andar y tiempo de aprender. "Aprendí a sentirme importante y parte del equipo más allá de jugar más o menos; que el día a día es tan importante como el partido", razonaba esta semana Bojan.
En el proceso de crecimiento, Bojan no ha perdido gol, pero ha ganado cuerpo y concepto táctico. "Es un goleador, pero puede jugar por la banda", dice Guardiola. "Tiene gol, es bueno en el juego corto aunque prefiera jugar en largo y, tácticamente, es más disciplinado de lo que se piensa", añadió ayer. "Nos da profundidad", dice Xavi. "En los últimos metros no perdona", asegura Milito. "Es habilidoso y trabaja mucho", destaca Busquets. "Yo lo que quiero es ayudar, ser útil", resume Bojan, que no juega de titular desde el partido contra el Racing, pero ahora pelea antes que lamentarse. Afila el diente.
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