_
_
_
_
_
Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Ana María Zapata, última hija del revolucionario mexicano

Luchó por conseguir que las mujeres pudieran votar

No fue la única ni la primera, pero ha sido la más longeva de los cerca de 15 hijos que tuvo Emiliano Zapata, el líder campesino que luchó por la reforma agraria en la revolución mexicana (1910-1917). Ana María Zapata falleció el 28 de febrero, a los 94 años, en el corazón de México, localidad de Cuautla, en el Estado de Morelos. Su madre era Petra Portillo, una de las nueve mujeres que dieron descendencia al revolucionario. Cinco o seis de estos hijos llegaron a ser considerados legítimos, pero sólo Anita Zapata consiguió el reconocimiento de las autoridades mexicanas. Con su muerte se extingue la primera generación de los Zapata, aunque continúan la estirpe más de 40 nietos.

Tenía cuatro años cuando a su padre lo mataron en una emboscada. Dos salvas a quemarropa se llevaron al Caudillo del Sur, y entre los muchos huérfanos que dejó estaba Ana María. En los años treinta, tras una infancia de miseria, entró en política como presidenta de la Asociación Nacional Femenina Revolucionaria, organización que exigía pensiones para las viudas de la revolución.

Militante del PRI en Morelos, el Estado donde su padre había iniciado la rebelión campesina, organizó la campaña electoral que hizo presidente a Manuel Ávila Camacho, quien gobernó con el PRI durante seis años. En 1958, Ana María Zapata se convirtió en una de las primeras diputadas de la democracia mexicana.

Ni tierras ni fortuna

Entre las fundadoras de la Unión de Mujeres Americanas, destacó en sus presiones para conseguir el sufragio universal, que no llegaría hasta 1953. Vecina de Cuautla, se ocupó de esconder las urnas en las elecciones de 1939, cuando un grupo de esbirros apareció para robarlas. Pero con el tiempo no pudo escapar al descrédito causado por la corrupción imperante en su partido.

La hija del que gritó "La tierra para el que la trabaja" y ocupó las fincas de los caciques, nunca tuvo tierras ni fortuna. Era dueña de un bar en Cuautla y madre de siete hijos. "Mi padre no nos dejó nada, sólo un nombre sagrado que hemos sabido respetar", dijo en una entrevista. Y en señal de respeto la visitó hace años el subcomandante Marcos, al frente de la revuelta neozapatista de Chiapas. Ana María le regaló una zamarra de su padre.

Desde que comenzó este año 2010, bicentenario de la independencia de México y centenario de su revolución, han muerto los últimos hijos de los dos hombres que revolucionaron el país: Emiliano Zapata y Pancho Villa, el Centauro del Norte, que también terminó sus días en una emboscada. Ernesto Nava Villa, su último hijo, falleció en Nochevieja, después de toda una vida pasada en California por miedo a los enemigos que se granjeó su padre.

Ana María Zapata deja inconclusa su lucha por conseguir ayudas del Gobierno para las viudas de la revolución, 33 mujeres entre 90 y 105 años, que viven en la pobreza. Las autoridades federales no acudieron a su funeral, frente al mausoleo donde descansan los restos del que prefirió morir de pie a vivir arrodillado.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_