Pandit aguanta el tipo
No hace mucho, Vikram Pandit luchaba por mantener su puesto de consejero delegado de Citigroup. Los reguladores, los políticos y los accionistas le tenían bajo el punto de mira, pero Pandit sigue al mando y, a juzgar por su última comparecencia en el Congreso de EE UU, está equilibrando hábilmente los intereses de los accionistas y los de los contribuyentes estadounidenses. Pero para cantar victoria, Pandit necesita que suban las acciones de Citi y que el Gobierno abandone el accionariado del banco.
Por lo menos, el ex banquero de Morgan Stanley, que vendió su fondo de capital riesgo a Citi, presentó una estrategia para el banco en su comparecencia del jueves ante el panel de supervisión del Congreso. Indicó que el grupo sigue adelante con un modelo que consiste en volver a los principios básicos de la banca y que cada vez es más manejable. Y en claro contraste con algunos de los gigantes de las finanzas, Pandit reconoce que Citi sólo sobrevive hoy día gracias a los contribuyentes.
Aunque Pandit se ha movido a veces con menos premura de la que merecían los problemas de Citi, ha hecho progresos: los gastos son bajos, el banco devolvió 20.000 millones de dólares del capital que recibió del Gobierno a raíz de la crisis financiera y se deshizo de 168.000 millones de dólares, que equivale a casi una cuarta parte de los bienes de Citi Holdings, donde se almacena la escoria no deseada de Citi.
Estas medidas, combinadas con la franqueza y el arrepentimiento de Pandit en el Capitolio -no quiere recibir una paga extraordinaria hasta que el banco no obtenga beneficios sostenidos a pesar del deseo de los dirigentes de Citi de concedérsela-, parece que han alejado momentáneamente el peligro de que pierda su cargo. Pero este malabarismo entre los intereses de los accionistas y los del Gobierno es sólo eso, un malabarismo.
Sin embargo, el mejor desenlace para Pandit sería que el Gobierno saliera de Citi sin perjudicar a los contribuyentes. No será fácil. El Tesoro posee cerca de un cuarto de las acciones de Citi, valoradas en 25.000 millones de dólares. La acción cotiza ahora a una prima de sólo el 5% del precio al que el Tío Sam cubriría gastos. Para que el Gobierno saliera sin un rasguño haría falta que Pandit no se limitara a equilibrar los intereses, sino a satisfacerlos.
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