El dilema de Suecia
El país cierra 2009 con una caída histórica y abre el debate sobre la conveniencia de subir los tipos de interés
La economía sueca ha experimentado un parón en el último trimestre de 2009. El PIB cayó un 0,6% en relación con el periodo anterior y cerró el curso con una contracción del 4,9%, la mayor caída desde el fin de la II Guerra Mundial. El dato es abrumador no sólo porque refleja el mal año de Suecia, sino que además despierta temores sobre un frenazo en la recuperación, mina la intención del Ejecutivo de dejar de estimular artificialmente su economía y resucita las voces que piden una postergación de las anunciadas alzas de los tipos de interés.
Semanas antes de conocerse estos datos existía en Suecia un consenso implícito respecto del rumbo que debía tomar la recuperación económica: fin de las ayudas estatales, alza de tipos de interés en verano y reforma del sistema bancario para suprimir los activos tóxicos. No obstante, la caída del PIB en diciembre advierte que lo peor no ha pasado y da la razón a los organismos internacionales que han aconsejado a los Gobiernos no adoptar estrategias que puedan minar la incipiente recuperación de sus economías.
La masiva petición de hipotecas hace temer una burbuja inmobiliaria
Los pronósticos de la OCDE indican que Suecia debería crecer un 2% este año, apoyándose en una importante recuperación del consumo privado -un 1,7%, frente a la caída del 1,2% de 2009- y una inflación relativamente controlada del 1,9%. Son datos que se han calculado sin considerar el impacto del último trimestre del año pasado. Con todo, el organismo emisor sueco, Riksbank, ha avisado de que el aumento de los tipos de interés podría adelantarse a julio después de que inicialmente anunciara cambios para octubre.
Los tipos suecos se han mantenido en un 0,25% desde que comenzó la crisis para estimular el consumo y ayudar a que los estímulos fiscales funcionaran. No obstante, estos tipos excepcionalmente bajos han despertado el temor a una nueva burbuja inmobiliaria. En el mismo trimestre en que se desplomaba el PIB, animados por los bajos tipos, los suecos volvieron a pedir préstamos hipotecarios masivamente, disparando los precios de la vivienda. Para frenar este efecto se plantea que el alza de las tasas sea de un punto.
Respecto a las ayudas estatales, el Ejecutivo de Estocolmo ya ha señalado que existe un margen muy ajustado para estimular la economía en el caso de que fuese necesario. Es por ello que ha vuelto a reiterar su apuesta por controlar el déficit público, que en 2009 alcanzó el 2% del PIB. Las previsiones oficiales indican que este año el desequilibrio será del 3% y que en 2011 volverá a su nivel actual. La idea del Ejecutivo es volver al superávit en 2012, aunque siempre en el entendido de que el país comience a crecer sostenidamente a partir de este curso.
La tercera preocupación del Ejecutivo sueco es reformar su sistema financiero. Las últimas estimaciones indican que las entidades bancarias locales perderán unos 3.700 millones de euros por sus operaciones de riesgo en los países bálticos. Esto se suma a que los últimos estudios han reflejado que muchas familias podrían tener problemas para pagar sus hipotecas si finalmente se produce un alza de las tasas de interés. Es por ello que la autoridad reguladora quiere limitar el importe que los bancos pueden prestar a los compradores de viviendas hasta el 75% del valor de la propiedad. Los cambios podrían entrar en vigor a partir del 1 de julio.
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