"Andalucía es la toma de tierra del Estado"

Fue un día para echar la vista atrás y, según reivindicaron algunos, tomar ejemplo del entusiasmo y el empuje de aquellos días para superar los problemas de hoy. El acto que ayer acogió el Teatro de la Mestranza de Sevilla sirvió para entregar los títulos de hijos predilectos y las medallas de Andalucía, pero también para hacer balance de tres décadas de autonomía. "Con la sola fuerza de la iniciativa política y de los votos, Andalucía logró alcanzar el nivel de autonomía política que deseaba, más allá del que le tenían reservado", resumió el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), Augusto Méndez de Lugo, que recogió su título de hijo predilecto y fue el encargado de hablar en nombre de todos los galardonados.

Los galardonados recordaron cómo vivieron la llegada de la autonomía

Griñán se dejó ver poco en la recepción posterior a la entrega de medallas

Sus palabras constituyeron una sincera defensa de la identidad andaluza y del papel que juega la comunidad para vertebrar el Estado. "Es imposible imaginar a España sin Andalucía, como lo es pensar a Andalucía sin España", afirmó el presidente del alto tribunal, que arrancó los aplausos del público con una peculiar definición geopolítica de la comunidad: "Andalucía es, en mi opinión, la toma de tierra y el punto de equilibrio del Estado de las autonomías".

Como otros de sus compañeros premiados, Méndez de Lugo, nacido en Madrid, es un andaluz de adopción, o de "vocación", como lo expresó él, que ha pasado en Andalucía 35 de sus 38 años de ejercicio profesional. Y, ayer, sobre el escenario del Maestranza, recordó qué fue lo que le cautivó de los andaluces cuando llegó: "Su capacidad para adaptarse a lo nuevo y a lo distinto, sin perder su identidad".

Eso es también lo que representan para sus respectivos gremios muchos de los 14 hombres y mujeres que este año han recibido la distinción del Gobierno andaluz. Desde la más veterana, Francisca Díaz Torres, doña Paquita, propietaria de la finca El Romeral, en el Parque Natural del Cabo de Gata y que a sus 99 años recogió emocionada el título de hija predilecta; a la más joven, la cantante Pasión Vega, que ha coloreado de modernidad el género de la copla y ayer puso algo de color a un acto muy sobrio cuando se levantó resuelta a recoger la medalla de manos del presidente Griñán, le mostró su agradecimiento con un abrazo y brindó el galardón al público con una exquisita reverencia de artista acostumbrada a que le aplaudan sobre el escenario.

Al término del acto todos los premiados hicieron memoria ante los periodistas para contestar a la pregunta del día: ¿Dónde estaba usted hace 30 años? Al cantaor José Mercé, por ejemplo, le cogió en Argentina, pero recuerda aquellas fechas con "alegría e ilusión". La investigadora Carmen Galán estaba por entonces en la Universidad, donde se notaban las ganas de poner en marcha "nuevos proyectos". Y alguno, como el escultor Miguel Fuentes del Olmo y el comisionado del Polígono Sur de Sevilla, Jesús Maeztu, evocaron, con cierta nostalgia, "la capacidad de movilización" ciudadana de aquellos años. "Hoy está un poco dormida", lamentó Maeztu.

Pero si las principales voces y recuerdos del acto institucional se dirigieron 30 años atrás, en la recepción posterior celebrada en los Reales Alcázares los corrillos aludían a los cambios del último año y a los que pueden estar por venir. José Antonio Griñán se dejó ver poco y se marchó antes del postre. Allí dejó a su predecesor, Manuel Chaves, al que por primera vez en 19 años no le tocaba ejercer de anfitrión, aunque gran parte de los asistentes se acercaban a él como si lo siguiera siendo. Todos querían saludarle y a todos saludó. Fue precisamente con Griñán con el que no se le vio departir en público. Tampoco se vio en el acto a ninguno de los dos líderes de la oposición: ni a Diego Valderas ni a Javier Arenas, convencidos, quizás, de que no había ayer nada que celebrar. No opina lo mismo el nuevo hijo predilecto de la comunidad: "El 28 de febrero de 1980 fue un momento de lucidez histórica del pueblo andaluz. Es lógico que lo sigamos celebrando 30 años después".