Xabi propone, Higuaín ejecuta
Tres fogonazos del argentino, que suma 16 goles, acaban con la resistencia del Tenerife y dan la victoria al Madrid
El partido estaba a punto de comenzar cuando Xabi Alonso recorrió el campo para hablar con sus compañeros y sus compañeros le fueron a buscar para recibir las últimas consignas. El tolosarra es la prueba viviente de que la táctica es de los jugadores. Como los viejos mediocentros, tiene muy claro que él debe ser el vértice de todas las jugadas. Cuando se detuvo en Kaká, le hizo un gesto, como pidiéndole que le tuviese presente cuando buscase una ayuda y que, a ser posible, intentase recibir el apoyo. El plan se concretó en la jugada que terminó por reventar el partido. A cinco minutos del descanso, Kaká recogió el balón al borde del área del Tenerife, levantó la cabeza, lo que no ha hecho con frecuencia últimamente, y encontró a Xabi cerca del costado izquierdo. Le pasó la pelota y Xabi la recibió con el destinatario bien localizado de antemano. A un toque, un pase raso, tenso, envió el balón a la otra banda, donde esperaba Garay, que había aparecido por allí como aparecen los jugadores que saben leer los partidos. Con otro toque, el defensa metió el centro al cogollo del área. Ahí se destapó su amigo Higuaín, indetectable para los centrales, para meter el pie y enviar el tiro a la red. Tres segundos. Tres toques. Un gol. El segundo del Madrid y la ruina del equipo local, que empezó el partido en estado de efervescencia y se fue al vestuario con una depresión galopante.
TENERIFE 1 - REAL MADRID 5
Tenerife: Aragoneses; Bertrán, Manolo (Omar, m. 61), Luna, Sicilia; Richi (Dinei, m. 68), Ricardo; Juanlu (Mikel Alonso, m. 82), Alfaro, Ayoze; y Nino. No utilizados: García; Kome, Ángel y Héctor.
Real Madrid: Casillas; Ramos, Albiol, Garay, Marcelo; Lass, Xabi Alonso (Diarra, m. 82), Kaká, Granero (Van der Vaart, m. 74); Higuaín (Raúl, m. 78) y Cristiano Ronaldo. No utilizados: Dudek; Marcos Alonso, Gago y Metzelder.
Árbitro: Ramírez Domínguez. Amonestó a Xabi Alonso, Aragoneses y Luna.
Goles: 0-1. M. 29. Higuaín. 0-2. M. 40. Higuaín. 1-2. M. 46. Ayoze. 1-3. M. 48. Kaká. 1-4. M. 79. Cristiano. 1-5. M. 91. Raúl.
Unos 24.000 espectadores en el estadio Heliodoro Rodríguez López.
Dice Cristiano que quiere ser 'pichichi'. Como no le ponga grilletes a Higuaín...
El Tenerife se fue atenuando, como el temporal. Pero, de entrada, salió decidido a apretar al Madrid con una idea clara. Achicó el campo y se juntó a tocar en el medio, alrededor de Richi y Ricardo, buscando los desmarques de Alfaro y las incursiones de Nino. Al Madrid le costó detener esta primera oleada. No porque se defendiera mal, sino porque no dispuso del balón. Le costó dar más de tres pases seguidos. Nada nuevo esta temporada. Nada difícil cuando Pellegrini insiste en desnaturalizar a Lass, otro mediocentro, para que juegue como interior sin olvidarse de sus obligaciones como volante defensivo. Considera que Lass aporta el equilibrio imprescindible para sostener el armazón del equipo. Como tantos técnicos de equipos pequeños, Pellegrini se hace la pregunta fatídica: "¿Qué haremos cuando perdamos la pelota?". Su respuesta consiste en ignorar a Van der Vaart y poner a Lass, que cada jornada parece más desorientado. Ayer robó los mismos balones que perdió. Estorbó a Xabi y fue algo parecido a un obstáculo para la circulación del balón de su propio equipo. En definitiva, Pellegrini pone a Lass porque el equipo se parte y el Madrid se parte porque juega Lass.
Este Madrid, sin un capataz como Xabi, estaría a merced de las inclemencias. Eso le pasó durante la media hora que tardó en comenzar a asociarse con sentido y lo libró todo a las jugadas de Cristiano y Kaká. Ninguno de los dos se fue de su marcador. No le ganaron ni un mano a mano a Sicilia. No hubo un solo desborde. Fueron momentos vibrantes en los que el Tenerife hizo un gran esfuerzo por tener la iniciativa. El partido se cortó entre choques y faltas. Hasta que el Tenerife se distrajo. Marcelo se descolgó, dribló a Richi y. mientras Martínez se quedaba contemplando, le filtró la pelota a Higuaín. El argentino hizo el desmarque de afuera adentro, como manda la ley, y definió con la derecha al segundo palo, con el manual. Un rayo. Un gol. Una ducha fría que apagó el fuego del Tenerife.
Dice Cristiano que quiere ser pichichi. A este paso, como no le ponga unos grilletes a Higuaín, la suya será una empresa difícil. El argentino se las sabe todas, dentro y fuera del área. Sus apariciones se cuentan por goles (suma 16 en la Liga) o por pases de gol. Tras el descanso, cuando el Tenerife se encorajinó y empezó marcando a raíz de una jugada polémica, un choque de Ayoze contra Casillas, que perdió el balón, la respuesta del Madrid tuvo nombre y apellido. Fue un latigazo. Casi una réplica a la celebración del tanto de Ayoze. Fue Higuaín, que, tras un robo en el medio, arrancó en carrera por la derecha, recibió y prolongó la jugada con un pase preciso a Kaká, que entró por el segundo palo a culminar la incursión. Kaká, que ayer fue más consciente del mundo que le rodeaba, más solidario, tuvo su premio aprovechándose de que sus marcadores estaban desperdigados, rotos, buscando la remontada imposible. Cristiano, de penalti, y Raúl completaron la goleada.
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