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Columna
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Cosas que el viento no se llevó

Escribo hoy miércoles lo que usted leerá hoy viernes. Es lo bueno de los artículos semanales. Lo digo porque hoy, miércoles, me he despertado a las cinco de la mañana con el Si amanece nos vamos de la SER (no se pregunten por qué, pues es una historia muy larga que se produce muy a menudo) retomando el escándalo de Eurovisión con ese tal John Cobra que vino a sustituir, en plan cheli a esa tal Karmele Marchante, más friqui que punki. A mí el tal Cobra me importa una higa, y la tal Karmele, y el Festival de Eurovisión y el pesadito de Uribarri; así que sus espasmos machistas agarrándose lo que oculta la cremallera del pantalón, me dejan frío. Yo le respeto al muchacho que cante mal (si fuera delito, media España discográfica tendría prohibido cantar), y que la canción sea una castaña inconmensurable (si fuera delito, media producción discográfica española se hubiera quedado en los estudios de grabación.

Yo le permito todo menos que me despierte a las cinco de la mañana con un rap absurdo, cochambroso, sin ingenio, que no vale ni para que lo gorgotee David Bustamante. Eso, Cobra, no se le hace ni a la Carol ni a mí. Aunque igual debiera reprobárselo a la SER que, zanjado el irrisorio asunto, te coloca la canción ganadora de un ex triunfito, un vals de los setenta que bien podría haberlo cantado Massiel una mañana de lunes o Karina tras una novena de mayo.

Mal había empezado el día y mal siguió. A mediodía, en un bar, las noticias del Teleberri, informan de dos nuevas detenciones de etarras en Vizcaya y a mi lado un tipo tuerce el morro y dice que "mejor harían [la policía] si mirasen a los dos lados, porque Tejero está viviendo la vida en Andalucía". Y, a su lado, una tercera media, y dice: "Y el Rey, que fue el que lo montó todo".

Demasiado para medio día. Nacer a la madrugada con el tal Cobra, ver despuntar el sol con la canción que representará a RTVE en Eurovisión de un ex triunfito y darte cuenta hoy miércoles, 23-F, cuando escribo lo que usted lee hoy vienes, 26-F, que para mucha gente el viento no se ha llevado nada en 30 años. Unos siguen clavados en las baladas empalagosas de Engelbert Humperdinck, otros quieren imitar a los Sex Pistols y no tienen ni sex ni pistols, algunos siguen pensando que hay violencia en los dos lados, la violencia de los que matan y de los que mueren. Y otros aún piensan que el gran muñidor del 23-F fue el Rey. El tiempo se detiene y no hay dios que le dé cuerda. Hay cosas que el viento no se llevó y que debía de haberse llevado. Tiempo perdido, tiempo malgastado. Lo único que no entiendo es por qué todo el mundo insiste en que El Cobra es un ex presidiario. Como si eso explicara su horrorosa canción. Otros debían haber ido a la cárcel tras haber escrito (?) algunas canciones. Cárceles de seguridad, a ser posible.

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