Protesta contenida por las pensiones

El enfado sindical por la reforma de las pensiones fue ayer en Sevilla bastante contenido, imagen que se repitió en el resto de Andalucía. UGT y Comisiones Obreras lanzaron suaves amenazas al Gobierno que serán, según advirtieron, los prolegómenos de otras más beligerantes si no se paraliza el proyecto de elevar la edad de jubilación a los 67 años. Lo que sí consiguieron fue congregar a más de 10.000 personas, según sus cálculos, y 5.500, a ojos de la Policía. Un éxito, junto a los 11.000 de Málaga, en comparación con el resto de capitales de provincia, donde la media fue de 4.000 personas.

Los organizadores de las manifestaciones andaluzas cifraron una asistencia total de 46.000 personas, informa Europa Press. Y si bien es cierto que, en la capital hispalense, la participación resultó numerosa, el mensaje fue amable. La pancarta que unía a los sindicatos mayoritarios rezaba: En defensa de un sistema público de pensiones: No al retraso de la jubilación. La principal consigna: "No, no y no a los 67". De fondo, tambores y pitos. Y al final, dos discursos planteados como advertencias a futuro.

"Si el Gobierno quiere seguir con esto, se las verá con Comisiones"

El secretario general de Comisiones Obreras, Francisco Carbonero, admitió que "algunos" dicen que los sindicatos están mostrando "una actitud tibia". Pero avisó a los incrédulos de que van "a pelear con contundencia". En su opinión, la reforma "demuestra" que en el Gobierno "no han trabajado mucho en un oficio porque sólo favorece a los especuladores y a los grandes bancos". Por eso, alertó de que "si quieren seguir con esto, se las verán con Comisiones".

El secretario general de UGT, Manuel Pastrana, fue más cauto aún. Habló de "una necesidad de adaptar un conjunto de medidas distintas" para que la modificación no incremente la edad de jubilación. Dijo que hay que "estudiar otras opciones" y se mostró dispuesto a colaborar si se retira la propuesta. Lo más amenazante de su alegato llegó al final: "Si no, ésta será la primera de más manifestaciones".

La marcha transcurrió en Sevilla con normalidad, con algunos insultos y consignas sueltas que amenazaban con una huelga general. UGT y CC OO coincidieron al final con un pequeño grupo de la Confederación General del Trabajo (CGT) que trató de boicotear la protesta.