"La vida es una novela"

Manuel Pimentel (Sevilla, 1961) es ingeniero agrónomo, licenciado en Derecho, diplomado en Alta Dirección de Empresas, editor de Almuzara, novelista, ensayista... Fue ministro de Trabajo con el PP entre enero de 1999 y febrero de 2000 y dimitió al asumir en su grado más alto la responsabilidad política que puede exigirse por las irregularidades de un colaborador cercano. Esta dimisión fue muy elogiada por tirios y troyanos, ya que resultaba poco habitual en la política española, donde muchos dirigentes se aferran a sus cargos tras verse implicados en situaciones graves. Pimentel dejó en 2003 la cúpula del PP por su rechazo a la guerra de Irak. El ex ministro acaba de publicar El libro de la escritura vital (Almuzara). Esta nueva obra lleva como subtítulo Cómo escribir la novela de tu vida.

"La realidad de cada persona supera la ficción más desbordante"

El currículo de Pimentel es impresionante. Brilla con fuerza la conciliación de ciencias y letras. Y también la elegancia de dejar el asiento ministerial sin despeinarse. ¿Cuál es el secreto de una trayectoria profesional como la suya? "Mantener la pasión a lo largo de la vida. La vida es larga y si te apasionas en cada momento, puedes hacer muchas cosas. Cada día puedes tener nuevos retos", comenta.

El libro de Pimentel trasciende los géneros. "Es un ensayo sobre la literatura que encierra la vida. La vida de cada uno es una novela donde somos sus personajes principales. Nosotros escribimos esa novela con nuestros actos. Intento aplicar en el libro las técnicas literarias para comprender mejor a nuestro personaje y gobernar en mayor medida el argumento de nuestra propia vida. El libro de la escritura vital es un ensayo sobre literatura y vida. En esta obra hay un componente de autoayuda en tanto en cuanto trabajamos con nuestra propia vida", agrega el editor.

"En la novela de nuestros actos hay etapas más brillantes y etapas más duras. La sabiduría de la vida está en enmarcarlas en un conjunto. Cuando tú ves tu vida en un conjunto, relativizas el momento. Cuando estamos en un periodo de euforia, hay que relativizar las cosas. Y en los momentos duros hay que saber aprovechar la energía intrínseca del conflicto", señala.

Tras esta explicación, Pimentel llega al meollo de este libro de 180 páginas, plagado de pequeños capítulos y por cuyas páginas desfilan las palabras inteligentes de escritores como Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges, Alberto Moravia, Stefan Zweig, Mark Twain, Baltasar Gracián, Raymond Carver o Juan Carlos Onetti, entre otros. "La vida es una novela. ¿Por qué? Porque la vida tiene personajes, pasiones, contradicciones, conflictos... Y principio y final. No hay vida que no sea tan interesante como una novela. La realidad de cada persona supera la ficción más desbordante", asevera el escritor.

Pimentel parte de una frase de Carver ("tú no eres tu personaje, pero tu personaje sí eres tú") para trazar su concepto de escritura vital. "El personaje es lo que tú haces y el personaje lo ven los demás. Tú escribes tu vida con tus actos, al igual que el escritor escribe su novela con palabras. Tú escribes con tus actos la novela de tu vida. El ideal es que tu personaje tenga una coherencia razonable con tu persona. Hay personas que no se sienten identificadas con su personaje y eso es fuente de conflictos psicológicos graves", afirma el ex ministro.

¿Para qué sirve esta filosofía cuando uno tiene problemas muy duros? "El personaje se hace en la época de conflicto. Vivimos una novela y por tanto hay dolor. Hay personas que saben enmarcar el conflicto en el conjunto de su vida y aprovechar la tremenda energía que encierra el conflicto. Y, en cambio, otras personas son aplastadas por esa misma situación", dice.

Dimitir como ministro tiene todos los visos de ser una situación conflictiva. "Mi dimisión no me supuso un dolor ni ningún trauma. Nunca había visto la política como el futuro de mi vida. Tenía alternativas vitales que me apasionan", concluye. Escribir libros como éste y dirigir una editorial que ha publicado varias obras memorables son dos de estas alternativas.