El Barça necesita espabilar
El actual campeón debe recuperar hoy en Stuttgart su mejor versión para defender el título
El campeón no las tiene todas consigo en su regreso a la Copa de Europa. El Barcelona todavía está escaldado por el partido de ida de los octavos de final de la temporada pasada en Lyon (1-1) y, por otra parte, el del sábado en la Liga no le ayudó precisamente a tensionarse para retos como el de hoy en Stuttgart por la rendición del Racing (4-0). La solemnidad del torneo quedó reflejada al menos en el traje oficial que ayer vistió la expedición. Algún detalle resultó, sin embargo, especialmente revelador de que los azulgrana no caminan por una pasarela. Ibrahimovic se calzó un zapato diferente en su pie derecho porque le era imposible acomodar su hinchado tobillo y Messi se quitó la americana y la corbata nada más tomar asiento en el avión. El equipo está a medio camino de la perfección que pide Pep Guardiola.
El conjunto alemán explota las jugadas de estrategia, el punto débil del de Guardiola
La tensión y el estrés acumulado por una trayectoria inmaculada explotaron en el Calderón (el Atlético ganó por 2-1). Reventó el Barcelona después de seis títulos y 22 partidos de Liga invicto y ahora hay que volver a llenar el depósito. La goleada al Racing fue engañosa porque nunca fue exigido y se dejó ir de mala manera. "Necesitaremos jugar mejor para disputar los títulos", afirmó el propio entrenador y ayer Johan Cruyff calificó ese partido como el peor de los 100 disputados con Guardiola en el banquillo. Hubo un exceso de conducción, muchas pérdidas y poco fútbol asociativo. No es fácil jugar sin Xavi y ya se sabe que Messi huye de los encuentros flácidos. El equipo necesita recuperar nervio y finura para alcanzar la puesta a punto cuando se jueguen los títulos.
Mientras tanto, se trata de no cometer errores y la Champions no admite medias tintas. A veces cuesta reengancharse al torneo después del descanso invernal: el año pasado, el Barcelona estuvo a punto de ser volteado en Lyon. A pesar de que últimamente han desaparecido de la sala de trofeos, los conjuntos alemanes penalizan además los fallos y el Stuttgart se ha agrandado desde que el suizo Christian Gross sustituyó a Babbel en diciembre por la amenaza del descenso: siete victorias, un empate y una sola derrota -la que firmó Van Nistelrooy con el Hamburgo- después de aprovechar muy bien las bandas, el uno contra uno y las jugadas de estrategia, el punto débil de los azulgrana, que lideran la clasificación de los goles encajados a balón parado con un 46%. Aunque no pierde en Alemania desde su visita a Leverkusen en el curso 2001-02, el Barça se ha puesto en guardia porque está pendiente de demasiadas cosas para afrontar un partido tranquilo.
Le falta juego y echa de menos a varios futbolistas. Algunos están lesionados y difícilmente se alinearán, como Alves y Xavi, y también se cuentan los que andan con problemas o en baja forma. Dolorido, Ibrahimovic ha perdido su buena sintonía con el fútbol del equipo y Henry es muy señorito, de manera que a veces el Barcelona ataca sólo con Messi y Pedro, reforzados por la segunda línea y los centrales. A muchos les falta un puntito para estar en forma y se supone que el Stuttgart les requerirá futbolísticamente. La condición de campeones les obliga, además, a combatir la rutina y actuar con cierta grandeza, independientemente de la desconfianza que han generado las lesiones repentinas en un plantel que, por norma, goza de buena salud.
El Stuttgart no es un adversario fácil de descifrar, más que nada porque ha juntado a jugadores tan raros como el ex azulgrana Hleb y el portero Lehmann con otros fiables de la talla de Khedira y Gebhart. El ingenio depende de Marica y Cacau y de Pogrebnyak, un prometedor ariete ruso que parece haber quedado ensimismado desde la Eurocopa. El 1-5 que el Stuttgart endosó el sábado al Colonia parece un aviso suficiente para que el Barcelona espabile y espante hoy los males en el Mercedes Benz Arena.
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