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Marín proyecta un parque industrial en suelo protegido

En el Monte Pituco abundan los petroglifos y restos rupestres

En el municipio de Marín llueve sobre mojado, al menos, en lo que a gestión del suelo se refiere. Desde lo alto de O Monte Pituco los vecinos divisan la explanada portuaria sobre la que acaba de recaer una sentencia que anula el mayor relleno de Galicia, de unos 300.000 metros cuadrados. Más allá, asoman los núcleos de Mogor, Aguete, Loira, Teoira y Casás con 300 viviendas que habitan en el limbo administrativo mientras se caen a pedazos. Y girando la vista hacia el linde con Pontevedra, se otea la Praza de Praceres, atravesada por una vía ferroviaria sobre la que pesa otro fallo judicial que recoge el clamor vecinal por recuperar un espacio público. Ahora, el Gobierno local de Marín plantea desarrollar un parque industrial en la cima del Pituco con una inversión de 13 millones de euros, en un espacio protegido -de los pocos que alberga el municipio- por su riqueza natural y arqueológica.

"Es alegal y atenta contra el patrimonio", afirman los vecinos

"Es alegal y atenta contra el patrimonio y las directrices de ordenación del territorio", aduce Paz Castro, portavoz de los vecinos afectados. "Yo, lo que no quiero, es que dentro de 10 años me den la razón", como sucedió a los críticos de Praceres. El proyecto afecta a medio centenar de propietarios. "Seamos muchos o pocos, la ley es igual para todos y en el siglo XXI no se puede gestionar el territorio en función de la contestación social que tenga un proyecto".

Según los vecinos, de seguir adelante esta actuación, que afecta a unos 400.000 metros cuadrados, "volveremos a tener un Praceres II". Ya han recabado el apoyo de diversos colectivos sociales y ecologistas como la Asociación pola Defensa da Ría (APDR), Colectivo Nacionalista de Marín, Federación Ecoloxista Galega, organizaciones vecinales de A Brea, San Xulián y Seixo o Comunidad de Montes de Salcedo y Lourizán. En línea con el malestar del Colectivo Nacionalista hacia el Plan de Solo Empresarial de la Xunta (que apunta a Pituco y Pastoriza), la Plataforma Defende O Monte Pituco presentará alegaciones.

Su lucha ya ha calado en las redes sociales, con un blog que da cuenta de una recogida de firmas y las entrevistas mantenidas con los grupos políticos municipales. Todos menos el PSOE, que encabeza el alcalde Francisco Veiga, el único en no recibirles y que tampoco ha querido contestar a este periódico.

El Gobierno local (BNG y PSOE) ha echado mano a este proyecto, guardado en el cajón durante años, tras conocerse la sentencia del Tribunal Supremo que ilegaliza el relleno portuario de Marín. No obstante, entonces como ahora, la fuerte pendiente complicaría la creación del polígono y la conexión ferroviaria, uno de los requisitos de la Autoridad Portuaria para dar luz verde al puerto seco. Los críticos con el planteamiento del gobierno coaligado apuntan otros suelos: A Pastoriza, Macenlle, A Brea o Vista Alegre, dos ubicaciones éstas últimas, que fueron desestimadas por la oposición vecinal. Por ello, y sin ánimo de abrir viejas heridas, en Pituco reiteran la posibilidad de estudiar A Pastoriza (como ya propuso el PP local) como alternativa por las perspectivas de crecimiento de las que carece el Pituco, que otros valoran como una oportunidad para subir a Marín al tren del progreso.

La defensa del monte empezó ya en plena fiebre repobladora, cuando los vecinos rechazaron pinos y eucaliptos para seguir tirando de los recursos forestales que el Pituco ofrecía. A ese aprovechamiento doméstico, se suman gran cantidad de viñedos y fincas que se surten de los tres manantiales (tanto para regadío como para consumo) que ofrece un espacio salpicado por petroglifos y otros hallazgos rupestres que conforman un gran atractivo para los senderistas que descubren este balcón a la Ría de Pontevedra. De hecho, existe un proyecto para la recuperación ambiental del Pituco avalado por la APDR que consiste en crear una ruta desde el petroglifo de Caeiro pasando por Sete Camiños hasta Salcedo, siguiendo una gran superficie de grabados rupestres.

Para sus residentes "no hay dinero que pueda pagar la destrucción" de este espacio. La creación de este parque industrial daría una nueva vuelta de tuerca a ese tramo de la fachada marítima, con el complejo fabril de Ence a un lado y la industrialización del Pituco al otro. Otra pincelada a un cuadro que los vecinos de Combarro, al otro lado de la ría, conocen bien.

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