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Reportaje:

Del Súper 8 a Sundance

Un actor y un ataúd bastaron a Rodrigo Cortés, el director nacido en Pazos Hermos, para triunfar en el festival

"Nacer en Pazos Hermos no fue fruto del azar, fue una elección consciente de mi madre que decidió que ser de Madrid era como ser de ninguna parte". Rodrigo Cortés, el director que ha recibido las alabanzas de crítica y público en el Festival de Sundance por Buried, asegura que "cuando ser gallego es decisión materna, eso no se borra". Ocurrió hace 37 años en el pueblo orensano de Pazos Hermos y ahora su película, recreada en un ataúd y con un único protagonista, ha sorprendido en el festival. Varias productoras se pelearon por los derechos de Buried y finalmente Lionsgate, que está detrás de filmes como Crash o de las series Weeds y Mad Men, distribuirá la cinta en 25 países, entre ellos Estados Unidos. El argumento trata de un contratista que trabaja en Irak y que despierta dentro de un ataúd con un mechero, un móvil y una cuenta atrás de 90 minutos antes de que se acabe el oxígeno.

"Cuando ser gallego es decisión de tu madre, eso no se borra nunca"
'Buried' será distribuída por más de 25 países, entre ellos EE UU

A Cortés le comentan que en sus películas la galleguidad aparece en forma de humor negro. Si le preguntan de dónde es responde "Salamanca", en la que se crió. Pero si le preguntan qué es, siempre contesta con "gallego". Durante su infancia veía el cine como "algo inalcanzable, como ver imágenes de astronautas". Quiso ser pintor, músico y escritor y al final acabó enganchándose al programa de Pumares en la radio. "Absorbía cualquier dato, fecha o cartel relacionado con el cine", explica Cortés. Nunca encajó en los gustos de la gente de su edad: "Era el único de mi clase que sabía la diferencia entre Spielberg dirige y Spielberg presenta, como en la película de Los Goonies".

Empezó haciendo cortos en Súper 8 con la cámara del tío de un amigo suyo, que acabaron destrozando. Estudió Historia del Arte y entre los proyectos cinematográficos siempre estuvo trabajando. Ser payaso, escribir, dibujar cómics o el café teatro fueron algunas de "las cosas que hacía mientras tanto" y que le daban la independencia de poder elegir. Ahora el cine ya no era inalcanzable, "ya estaba en Cabo Cañaveral y todo era cuestión de tiempo", explica Cortés. Los años pasaron y la revista Variety ya le considera como uno de los directores a tener en cuenta durante 2010.

El estreno profesional dejo 1998. Su primer corto en 35 milímetros, Yul, recibió una veintena de premios, entre ellos el Universal Studios Adward que le proporcionó dos semanas de máster en Los Ángeles. Tres años después rodó 15 días, que recibió 57 galardones internacionales y es el corto español más premiado en la historia. Se endeudaba para dirigir sus proyectos: "En mi ignorancia no sabía que existían subvenciones y que si no te la conceden, el corto normalmente no se hacía". Considera que las ayudas son "un regalo al que no se tiene especial derecho".

En 2007 llegó su primer largometraje, Concursante. Cortés explica que le permitió "estar a solas con el público" y que fue un cambio frente al mundo de los cortos , a veces con demasiada "energía endogámica y viciada". Cortés asegura que vivir lejos del circuito habitual supuso "mucho sacrificio", pero que gracias a eso su carrera "nunca respondió a favores y nunca hubo que pagar cada centímetro recorrido a nadie". "Buried es fruto de todo el esfuerzo anterior", indica.

Su última cinta sólo cuenta con un único actor, Ryan Reynolds, y una localización, un ataúd. Para Cortés, explica riéndose, razones de sobra para no hacer la película. Sin embargo, sintió todo lo contrario en su primer contacto con el guión: "Era un reto irrechazable para cualquier director que no esté en coma". El cineasta señala que rodaron en inglés y con todo el control sobre la cinta para evitar que "llegaran otros e hicieran el remake". Cortés inventó cómo rodar un trávelin o un plano secuencia dentro de un ataúd "para poder entrar en el cerebro del espectador", asegura.

El director anticipa a los espectadores que con Buried "puede que adelgacen unos kilos después de los 90 minutos de experiencia sensorial a través de los huesos, el corazón y la ansiedad". Tras montar la cinta en un tiempo récord, el equipo llegó a Sundance con las bobinas todavía calientes y casi fuera de plazo. Algunos críticos le compararon con Hitchcock pero Cortés se tomó el éxito de forma impersonal: "Fui sin expectativas y solo para absorber y vivir todo lo que pudiese".

Red Lights será el próximo proyecto del director. Adelanta que tratará "de fenomenología paranormal en tono riguroso, recalcando en que uno no siempre puede fiarse de su cerebro en cuanto a la percepción de la realidad". La última reunión sobre Buried le lleva a Berlín para trabajar sobre la campaña de márketing y proyectarla en el mercado. "Muchos países la compraron pero no la han visto", explica el cineasta. Se ríe sorprendido ante la coincidencia de que su comarca natal, O Ribeiro, es de las más tradicionales en España en la producción de ataúdes. "Mejor estar haciéndolos que rellenándolos", exclama.

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