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Recorrido para el dólar

La evolución del euro en su cotización con el dólar se está viendo inevitablemente afectada por los progresos en relación con la situación de Grecia. Este factor introduce notable volatilidad en la evolución de la divisa, pero, en balance, ha supuesto intensificar el recorrido depreciador de la moneda europea. Ello ha ocurrido como resultado de distintos argumentos. Primero, se ha justificado por las dudas sobre la sostenibilidad de la situación fiscal griega, que se consideraba una evidencia de la fragilidad del área, y después, por el coste que supone el rescate de Grecia, al que podrían comprometerse otros países del área y por la escasa visualización de sus detalles. De fondo, parece que cualquier razón es utilizada para agudizar un movimiento de apreciación del dólar frente al euro, que en realidad tiene sus bases en otros factores. En efecto, está fundamentado en las divergencias de ciclo económico y precios relativos entre EE UU y Europa, y en movimientos de flujos de capital que trascienden a la propia evolución del riesgo soberano europeo.

La economía de EE UU podría ir por delante de la europea en la recuperación de la actividad

Realmente, en los últimos meses ha quedado claro que la economía estadounidense podría ir por delante en la recuperación de la actividad, ampliando progresivamente su diferencia con la economía europea. El desempleo podría estar alcanzando niveles máximos en un mercado más flexible, y el proceso de reducción de deuda, tanto en las familias como en el sector financiero, ha avanzado a paso mucho más firme que en los países de la UEM. En consecuencia, la política monetaria en la economía norteamericana empieza a dar señales de que las medidas excepcionales de relajación podrían ir eliminándose progresivamente, algo que en Europa aún llevará tiempo. Y, como resultado, la economía estadounidense podría empezar a mover al alza sus tipos de interés antes que la europea. Los mercados se anticipan a este movimiento, aunque previsiblemente no ocurrirá en 2010.

La reducción del déficit de cuenta corriente norteamericano, que se está produciendo a mayor ritmo del esperado, supone un avance en la dirección de reducir los desequilibrios globales y reduce presión para la depreciación del dólar. No hay que olvidar que este factor ha sido uno de los principales determinantes de la infravaloración de la divisa norteamericana. Actualmente, a pesar de que EE UU ha alcanzado un déficit público histórico, la recuperación del ahorro privado y el ajuste de la inversión están permitiendo el ajuste de la balanza corriente. Un ajuste que podría acelerarse en función del comportamiento de otros grandes jugadores, como es el caso de China. Todo ello limita la necesidad de tener un dólar tan depreciado con el euro.

Como resultado de las divergencias percibidas entre ambas economías, los mercados de activos están empezando a ofrecer más rentabilidad en el mercado estadounidense que en el europeo, atrayendo los flujos internacionales de capital hacia activos que además están infravalorados. Todo ello supone que el dólar, al menos frente al euro, encuentra importantes soportes. Y que, al margen de la volatilidad que impera en el mercado de divisas, podría profundizar su recorrido apreciador frente al euro en adelante.

Frase central: las divergencias en el ritmo de la recuperación y de las decisiones de política monetaria entre EE UU y la UEM son clave en la evolución del dólar-euro.

Mayte Ledo es economista jefe de Escenarios Económicos y Financieros del Servicio de Estudios del BBVA.

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