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Columna
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¿Quién provoca la crisis del teatro?

Una vez más, el teatro valenciano se debate en una crisis de subsistencia. Y hay varias cuestiones que me gustaría puntualizar.

En primer lugar, el teatro valenciano debería debatir sobre propuestas, iniciativas, proyectos, creatividad, nuevos actores, empresas del mercado, y un largo etcétera. En cambio, el debate, como siempre, es de subsistencia: ¿llegamos a final de temporada? Se ha confundido la política teatral con la política de subvenciones, de recortes, de cortedad de miras, y de tacañería del gobierno Camps. Pero son cosas bien distintas. Lo cierto es que el teatro valenciano no logra levantar el vuelo porque tiene una Administración que se empeña en ponerle el pie en la garganta.

En segundo lugar, los problemas que vive el teatro son los mismos que los músicos, los cineastas, los editores, los escritores, los bibliotecarios, los archiveros. Toda la cultura valenciana hace aguas por culpa de una falta de planificación, de objetivos de futuro, de inversiones a medio y largo plazo, de colaboración con la Administración. No existe política cultural en el PP. Existe propaganda y autobombo. El problema es que el PP pervirtió la política cultural convirtiéndola en un gran escaparate mediático para mayor gloria del presidente Camps.

Se crearon ciudades artificiales que hoy nadie reclama por inútiles (como la del Teatro) o costosas (la del Cine) o por ser un pozo sin fondo (el Palau de les Arts). Se creó todo artificial; se dilapidó una inmensidad de millones en bienales, fastos, extravagancias, que nunca sirvieron a la profesión de la cultura valenciana porque se hizo contra ellos, y no por ellos. El PP no hizo una política cultural contando con sus protagonistas. La mayor paradoja de lo que entiende el PP por cultura es subvencionar con dinero público el preestreno de una película privada como James Bond en un Palau de les Arts (que los valencianos sólo ven por fuera) para que vayan invitados los propios del PP y algún "colateral". ¿Qué beneficios ha reportado?

En tercer lugar, ahora llegan las vacas flacas. Se gastó más de lo que se tenía en dispendios, alegrías, locuras, fiestas, risas y economía Gürtel. Hay que rascar y arañar de donde sea (becas de comedor, pagos a farmacia, caída en infraestructuras): también de la cultura.

En cuarto lugar, el PP ha hecho sus cuentas. Hay dos preguntas: ¿a cuántos afecta el recorte brutal de las inversiones? ¿a cuánta gente, empresas o profesionales perjudica eliminar el Circuit Teatral; o no comprar libros en bibliotecas; o recortar ediciones; o hacer invisibles a los escritores; o recortar las ayudas de las bandas de música? Pero sobre todo, ¿cuántos valencianos se van a enterar? Porque Canal 9 no lo dirá; seguirá haciendo publirreportajes de Camps en un ferrari, en un velero o en Kuwait. Pero no dirán ni una palabra de que la cultura valenciana languidece porque la creatividad, las iniciativas, el empuje empresarial, el riesgo y la innovación también necesitan inversión.

Y, mientras con la fuerza bruta y las palas destruye desde el patrimonio artístico hasta el cultural en cualquiera de sus expresiones, el PP seguirá disfrazándose de un falso valencianismo que en lugar de impulsar lo que aquí se crea, destruye para improvisar, derrochar, dilapidar y seguir jugando a costa de la angustia, el esfuerzo, y el trabajo de muchos valencianos.

Ana Noguera es diputada del PSPV-PSOE en las Cortes Valencianas.

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