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Reportaje:

Arte con los desechos

El Guggenheim presenta las obras que Rauschenberg creó reutilizando piezas de metal - 'Gluts' fue su última serie de esculturas

Una señal de tráfico, trozos de carteles de autopistas, los restos de un colchón, una persiana rota, un radiador oxidado, cestas de supermercado, una bicicleta a la que le falta una rueda, los restos del salpicadero de un turismo o los paneles que un día sirvieron para marcar el precio de las gasolinas. Son piezas de metal, inservibles, encontradas en instalaciones fuera de uso o recuperadas de vertederos que Robert Rauschenberg (Texas, 1925-Florida, 2008) reutilizó para convertirlas en esculturas. A partir de deshechos, el artista creó la serie Gluts (excesos), cerca de 250 piezas elaboradas a lo largo de diez años. El Museo Guggenheim Bilbao inauguró ayer una exposición con cerca de 60 esculturas de Gluts, que permanecerá abierta hasta septiembre.

Su autor definió las esculturas como "souvenirs' sin nostalgia"
La exposición rinde homenaje al artista año y medio después de su muerte

La primera vez que Rauschenberg expuso las obras de la serie las definió como "souvenirs sin nostalgia". "Su verdadera misión es ofrecer a la gente la oportunidad de observar las cosas y descubrir sus múltiples posibilidades", dijo. Era 1986 y su galerista de Nueva York no consiguió vender ni un sólo souvenir.

La comisaria de la exposición, la conservadora del Guggenheim de Nueva York Susan Davidson, destaca que Rauschenberg utilizó elementos que encontraba por la calle sobre sus lienzos muchos años antes de comenzar con la serie Gluts. "Siempre estuvo entusiasmado por los deshechos, por lo que otros han tirado por darles una nueva vida, y crear obras en las que se descubre poesía y humor", explica. "Son los materiales los que le sugerían las obras".

Rauschenberg había empezado a experimentar con las texturas y los reflejos del bronce, el aluminio y el acero inoxidable, cuando se encontró, a mediados de la década de los 80 del siglo pasado, con la ruina que una crisis económica estaba dejando en Texas. El exceso (glut, en inglés) de producción de petróleo provocó una recesión y dejó a la vista un paisaje empobrecido, y lleno de chatarra. Entre los desechos descubrió otros tipos de piezas de metal, la basura que convirtió en murales y esculturas.Rauschenberg no escondió el carácter de las piezas. Apenas hay manipulación ni añade otros elementos. Simplemente, ensambló trozos de metal inservibles. Las obras de Gluts parten del abandono, pero transmiten la ironía y el sentido del humor de Rauschenberg. "Bob se divertía mucho realizando estas piezas", asegura Davidson.

Año y medio después de su muerte, la muestra es el homenaje del museo a un artista que considera cercano. Rauschenberg estuvo en la inauguración del museo en 1997, en la presentación de su retrospectiva un año más tarde, y regresó en 2004 a la exposición que presentó su amigo el pintor pop James Rosenquist. Y en cada visita fotografiaba el museo y las calles de Bilbao buscando ideas para su obra.

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