Alfiles o cuchillos
Blancas: M. Vachier-Lagrave (Francia, Mülheim, 2.718).
Negras: M. Mchedlishvili (Georgia, Turm, 2.613).
Defensa Caro-Kann (B12). Liga Alemana. Mülheim, 7-2-2010.
Tras este llamativo y bello varapalo, el jugador de las negras probablemente juró no dar rienda suelta nunca más a los alfiles de su rival: 1 e4 c6 2 d4 d5 3 e5 Af5 4 Cd2!? (poco frecuente) 4 ..e6 5 Cb3 c5!? (Mchedlishvili cree que, con el otro alfil fuera de la cadena de peones, no importa perder el de casillas negras si se mina el centro) 6 dxc5 Axc5 7 Cxc5 Da5+ 8 c3 Dxc5 9 Da4+! (pone el dedo en la llaga: el verdadero problema es el debilitamiento de la diagonal a4-e8, precisamente porque el alfil está fuera) 9 ..Cd7 (quizá sea más sólido 9 ..Cc6) 10 Ab5 Dc7 11 Cf3 Ce7 (novedad; tras 11 ..a6 12 0-0 Tc8 13 Axd7+ Dxd7 14 Da3! Ce7 15 Ag5 h6 16 Axe7 Dxe7 17 Da4+ Dd7 18 Dxd7+ Rxd7 19 Cd4, el caballo valdría más que el alfil) 12 0-0 a6 13 Ag5 Cg6 14 Cd4 Cgxe5!? (¿valiente o insensato?) 15 Cxf5 exf5 16 Tfe1 f6? (diagrama) (Mchedlishvili estira demasiado la cuerda del optimismo, y será bellamente castigado; la variante crítica era 16 ..0-0! 17 Axd7 Dxd7 18 Dxd7 Cxd7 19 Te7 Tad8 20 Td1 f6 21 Ae3 Tf7 22 Txf7 Rxf7 23 Txd5 Re6, con una pequeña ventaja blanca) 17 Txe5+!! Dxe5 (peor sería 17 ..fxe5 18 Db4! Rf7 19 De7+ Rg6 20 Axd7, con ventaja decisiva) 18 Axd7+ Re7 19 Af4! De4 20 f3 (las negras están perdidas porque en esta posición el par de alfiles vale bastante más que una torre; y porque el rey negro está mal) 20 ..Dxa4 21 Axa4 Thd8 22 Te1+ Rf7 23 Ac7 Tdc8 24 Ab6, y Mchedlishvili se rindió por la imposibilidad de defender d5 y, sobre todo, porque sus torres eran claramente inferiores a los alfiles. Correspondencia: ajedrez@elpais.es
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.