"En sacrificio nadie me gana"
Pedro Martínez de la Rosa defiende el valor de sus 38 años en la temporada "con más calidad en la parrilla"
Cuando Sauber apostó por Pedro Martínez de la Rosa como piloto oficial de la escudería para este año, lo hizo por su gran experiencia tras una década en la Fórmula 1. No contaría, probablemente, con la ilusión de principiante del barcelonés. Una segunda juventud pese a sus 38 años, sólo superados en la parrilla por los 41 del kaiser, Schumacher. "Lo importante es disfrutar. No estaba destinado a estar aquí", afirmó el catalán ayer durante un acto promocional en Madrid.
De la Rosa ya no es el mismo de hace 11 años, cuando se disponía a debutar en la Fórmula 1 a los mandos de un monoplaza de la escudería Arrows. Ha ganado en bagaje tras emigrar a Jaguar en 2001 y, posteriormente, rodar kilómetros y kilómetros de pista en McLaren durante seis años a la sombra de otros pilotos, como Alonso y Hamilton, ambos campeones. Siempre en un segundo plano. Pero ahora los focos le apuntan a él: "Conseguí el asiento; lo demás me da igual. En capacidad de sacrificio nadie me gana", señala.
El piloto coincidirá este año sobre el asfalto con 11 títulos mundiales (los conseguidos por Schumacher, Alonso, Hamilton y Button). Todo un récord. "Es un orgullo estar ahí, porque sobre todo considero que éste es el año con más calidad en la parrilla. Es un atractivo más". Pero el catalán no pierde el norte y es consciente de sus limitaciones en Sauber, a pesar de las buenas vibraciones iniciales. Entiende que su éxito dependerá de sus resultados en los grandes premios, más allá del aparente feeling. "El monoplaza es fácil de conducir, muy largo entre ejes... pero no sé cuál es la competencia. Cuando nos acerquemos a Bahrein [14 de marzo] veremos", asume, aunque se permite la licencia de soñar: "¿Por qué no iba a pensar en un podio? No voy a renunciar a nada, vengo a luchar y a divertirme". A día de hoy, De la Rosa sólo logró un podio, un segundo puesto, en 2006, en el GP de Hungría, sustituyendo a Montoya.
Ante la duda de si su fichaje por la escudería suiza se debe al intento de instruir a Kamui Kobayashi, piloto de 23 años procedente de Toyota, el barcelonés se muestra tajante: "Aquí no hay instructores de nada, no vengo a enseñarle nada, sino a complementarnos como equipo". El japonés, muy agresivo en su conducción, podría representar una amenaza al liderazgo de De la Rosa. "Vamos a intentar llevarnos bien, evolucionar el coche y luego, cuando llegue el fin de semana, pues que gane el mejor, pero a tratarlo como a un rival más", aclara.
De la Rosa, que se siente "al 70%" de su potencial, espera ahora la llegada de un patrocinador, "preferiblemente español", que le ayude a mejorar el coche. Mientras, seguirá con su preparación, que "en nada ha cambiado" a lo que hacía antes pese a sus 38 años. Y disfrutando de nuevo de la Fórmula 1, de su monoplaza y de su renovada ilusión. Como la de un niño con zapatos nuevos.
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