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Reportaje:UNA HERENCIA CONTROVERTIDA

La millonaria china y el amante falsario

El novio de Nina Wang, la mujer más rica de Asia, se queda sin herencia al descubrirse que falsificó el testamento de la potentada

Sexo, dinero y fengshui (el arte de la geomancia chino). Y como escenario, el siempre glamuroso Hong Kong. El cóctel no puede ser más atractivo. La ex colonia británica se ha visto sacudida en los últimos meses por uno de los escándalos más seguidos que se recuerdan en el territorio, y que ha alcanzado su cénit esta semana. Sus protagonistas: Nina Wang, quien llegó a ser la mujer más rica de Asia antes de su fallecimiento en 2007 a los 69 años, y Tony Chan, su amante y experto en fengshui.

Los tribunales rechazaron el martes pasado las reclamaciones de Chan, de 50 años, sobre la multimillonaria herencia dejada por Wang, al dictaminar que el testamento que presentó, fechado en 2006, y en el que figuraba como heredero, es falso. Las propiedades de Wang, que ascienden a varios miles de millones de euros, irán a manos de su fundación caritativa, como solicitaba la familia de la fallecida.

Según sus abogados, Nina Wang le dejó de recuerdo a su amante Chan dos de sus coletas

"El tribunal ha comprobado que el testamento de 2006 no fue firmado por Nina", señala la sentencia redactada por el juez Lam Man-hon. El magistrado reconoció que Wang y Chan habían tenido una relación íntima, pero aseguró que el tribunal no creía que "su relación fuera tal que Nina estuviera dispuesta a dejarle todas sus propiedades, independientemente de sus otros compromisos y responsabilidades". "Darle regalos e incluso grandes sumas de dinero cuando él la hacía feliz es una cosa, convertirlo en el único heredero es otra muy distinta".

Wang, conocida por su carácter excéntrico, sus coletas infantiles y sus minifaldas, era dueña del grupo Chinachem -la mayor compañía inmobiliaria privada de Hong Kong- y una de las personalidades más populares de la ex colonia. Su muerte por cáncer en abril de 2007 desencadenó una agria batalla por la herencia, que ha levantado expectación en esta ciudad siempre enganchada al lujo y los escándalos de la alta sociedad.

Tras su fallecimiento, Tony Chan reveló la existencia de un testamento en el que supuestamente ella le dejaba todas sus posesiones, en contradicción con el documento redactado en 2002 en el que Wang nombraba heredera a su fundación caritativa, ligada al grupo Chinachem.

El currículo del amante falsificador añade aún más pimienta al folletín. Su trayectoria es la de un vividor que saltó de un trabajo a otro en busca de fortuna. Fue camarero, vendedor de maquinaria o exportador de componentes de ordenadores. Pero fue su papel como maestro de fengshui, la práctica china de organizar objetos y espacios para mantener la salud y la fortuna en armonía con la naturaleza y el flujo de energía, el que representó un papel fundamental en la pareja. Chan contó en el juicio que en 1992 aconsejó a Wang que perforara agujeros en los terrenos de su compañía para mejorar su suerte. También utilizó el fengshui para intentar frenar su enfermedad.

La llamada batalla de los testamentos ha ofrecido al pueblo de Hong Kong un buen surtido de detalles íntimos de una de las familias más influyentes de esta ciudad obsesionada por el dinero.

El ambicioso amante relató detalles de sus escarceos amorosos con la millonaria. Testificó que se veían incluso cuando su propia esposa se encontraba embarazada de su hijo mayor. Dijo que se amaban de verdad y pasaban el tiempo cocinando, haciendo volar helicópteros de aeromodelismo y practicando la geomancia. Y aseguró que Wang le llamaba "marido". Según sus abogados, le dejó de recuerdo dos de sus coletas.

Nina Wang, conocida como Little Sweetie por su peinado y el estilo infantil de la ropa que utilizaba, vivía con frugalidad, pero regaló grandes sumas de dinero a Chan, de quien el tribunal asegura que no es más que un adulador conspirador que falsificó con "mucha habilidad" la firma de su protectora con el objetivo de hacerse con su imperio.

La fortuna no le llegó fácilmente a Little Sweetie. La heredó en 2005 de su marido, Teddy Wang, tras una batalla de ocho años en los tribunales con su nonagenario suegro, plagada de acusaciones de adulterio y asesinato. Teddy Wang fue secuestrado en 1990, y, a pesar de que su familia pagó 33 millones de dólares (unos 24 millones de euros) de rescate, nunca fue liberado ni su cuerpo fue hallado. En 1999, los jueces lo declararon muerto.

La revista Forbes situó en 2007 a Nina Wang en el puesto 204 de la lista de las personas más ricas del mundo, con una fortuna estimada en 4.200 millones de dólares (3.040 millones de euros). Pero es difícil saber cuánto vale su imperio actualmente, ya que el grupo Chinachem es privado. Algunas informaciones aseguran que alcanza los 13.000 millones de dólares (unos 10.000 millones de euros).

Chan ha declarado que apelará la sentencia. Pero antes tendrá que enfrentarse a sus propios problemas judiciales. La policía registró su casa, requisó ordenadores y documentos, y se lo llevó detenido, por supuesta falsificación de documentos (aunque el viernes fue puesto en libertad bajo fianza), un delito castigado en Hong Kong con una pena de hasta 14 años de cárcel. La vivienda del antiguo camarero, situada en una de las zonas más exclusivas de la isla, está valorada en más de veinte millones de euros. La prensa de la ex colonia publicó esta semana que el departamento de impuestos podría multar a Chan con 300 millones de dólares de Hong Kong (28 millones de euros) por no haber declarado las sumas (unos 200 millones de euros) que Wang le pagó por sus servicios de experto en fenghsui.

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