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Reportaje:

La liberación de Fernando Alonso

El piloto español de fórmula 1 se siente mucho más abrigado en Ferrari que en McLaren, favorecido por el carácter latino y más pasional de su nuevo equipo

Oriol Puigdemont

El domingo 21 de julio de 2002, Michael Schumacher ganó su quinto título mundial de fórmula 1, el tercero que lograba de carrerilla al volante de un Ferrari, y en Maranello, como cada día señalado, hubo juerga y de la buena. De entre todos los tifosi congregados en el auditorio que lleva el nombre del fundador de la marca, destacaba por su aparente vulnerabilidad la figura de Metello, un anciano de Florencia que caminaba apoyado en dos muletas. "Ferrari es el corazón y Schumacher la cabeza", repetía este ferrarista convencido. Los éxitos conseguidos por el Kaiser (cinco coronas seguidas tras un periodo de sequía que duró 21 años) y, en menor medida, por Kimi Raikkonen (campeón en 2007), avalan la teoría de Metello, por más que Fernando Alonso, que ha fichado por la Scuderia para los próximos tres años, tratará de demostrar a este florentino que su tesis no es absoluta.

"Gratifica estar donde se habla italiano y el sentido del humor es similar"
"Los británicos son muy profesionales, pero de cultura distinta y más fríos

La llegada de Alonso a Ferrari ha supuesto una liberación para él en muchos aspectos, y no sólo en el deportivo. Hace tres años firmó por McLaren, otro de los grandes equipos de la F-1, pero allí no encontró la coyuntura ni el respaldo que creía merecer. Con la sorprendente irrupción de Lewis Hamilton, que venía de ganar la GP2 y logró dos victorias y nueve podios en las nueve primeras citas, el ambiente interno se enrareció mucho y lo cierto es que nadie dio un paso para enfriar las cosas. Alonso, todo un bicampeón (2005 y 2006, con Renault), se sentía impotente, maltratado y en inferioridad de condiciones respecto a su novato compañero, que había crecido tutelado por Ron Dennis, el patrón. El ADN del grupo es anglosajón, casi la totalidad de sus trabajadores son británicos y la frialdad envuelve al McLaren Technology Center, su sede de Woking (Londres).

Ferrari, por su parte, ha sufrido un proceso de italianización que ha durado varios años, desde que Schumacher se retiró inicialmente a finales de 2006 y hasta el año pasado. En ese lapso de tiempo, Ross Brawn se tomó un año sabático antes de firmar por Honda, Jean Todt fue sustituido como director deportivo por Stefano Domenicali y varios ingenieros como Luca Baldisserri y Aldo Costa fueron ganando peso específico en Maranello. Alonso, que en su trayectoria en Renault tuvo siempre al lado a Flavio Briatore, otro italiano, volverá a manejarse ahora en un entorno eminentemente latino y eso, según afirma él mismo, le será de gran ayuda.

"Desde el primer día pude percibir la atmósfera tan especial que se respira en Ferrari. Como ya he dicho varias veces, la pasión que profesa todo el mundo es algo increíble para mí", destaca Alonso. "Es muy gratificante estar en un garaje en el que se habla italiano. Su sentido del humor es muy similar al de los españoles, lo que hace que me sienta muy a gusto", añade el asturiano.

"En McLaren también eran muy profesionales, mucho. Pero, para ser honrado, los británicos y los españoles tienen culturas distintas y su carácter es un poco más frío que el nuestro. En ese punto, al menos para mí, eso es una de las cosas que me hace sentir tan especial al ser piloto de Ferrari", zanja Alonso, que ahora, durante los ensayos de la pretemporada, tendrá que aplicarse a tope para sacar el máximo partido a su nuevo F10. Sólo así podrá desmontar la teoría de Metello.

Fernando Alonso, el pasado miércoles durante su estreno con Ferrari en Cheste.
Fernando Alonso, el pasado miércoles durante su estreno con Ferrari en Cheste.EFE

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