La batalla por la agenda

Jorge Alarte puso deberes a los suyos. Hay que salir a la calle para afrontar una larga campaña, vino a decirles. Es lo que correspondía a una reunión interparlamentaria. Ni la propia Leire Pajín se escapó del emplazamiento a arrimar el hombro, en tanto que senadora territorial. Una Leire Pajín a quien Alarte citó al impugnar la idea de que la sociedad valenciana sea irremisiblemente un granero de votos del PP, aunque ella no le devolvió el cumplido. Pero no había construido aún el secretario general del PSPV un discurso tan articulado estratégicamente como el de ayer.

"Ahora nos ponemos en campaña todas y todos los que estamos aquí", señaló. Y ahí adelantó el líder socialista una estrategia que parte de la necesidad de dar la batalla por la agenda pública. El PP volverá a "su agenda de siempre", advirtió, la del victimismo. Y desgranó algunos de los temas: el agua y los trasvases, el AVE y las infraestructuras o la financiación autonómica. De la primera, con su oposición a que el futuro Estatuto castellano-manchego derogue o recorte el trasvase Tajo-Segura, afirmó textualmente: "Hemos despejado ese balón". Del AVE recordó que es ya prácticamente una realidad tangible de Madrid a Valencia y Alicante y adelantó que el ministro de Fomento, José Blanco, anunciará en breve la fecha de llegada a Castellón. Por eso, concluyó, "ya no es un tema de discusión". Sobre la financiación autonómica reiteró que la aspiración a que se alcance al menos la media de las comunidades autónomas es "irrenunciable", aunque añadió que el presidente Rodríguez Zapatero ha corregido al menos el modelo que diseñaron Aznar y Zaplana en su día.

A esos asuntos contrapuso Alarte "otra agenda", centrada en la educación, la sanidad y los servicios públicos básicos, así como la lucha contra la corrupción, en la que destacó el papel de los portavoces en las Cortes Valencianas, Ángel Luna, y en la Diputación de Castellón, Francesc Colomer, que se las ha de ver con el caciquismo de Carlos Fabra. "No hay presidente y no hay Gobierno", sentenció sobre Francisco Camps y los suyos, y se entretuvo en repasar al vicepresidente y consejero de Economía, Gerardo Camps, que está fuera de juego en plena crisis; a Cotino, destinado, según aventuró, a suceder a Rita Barberá como candidato a la alcaldía cuando ésta tenga que suplir a Camps porque alguna decisión judicial lo haya puesto contra las cuerdas; a Rambla, "alejado" del centro del poder; a Paula Sánchez de León, que intentó que se anularan los cargos contra Francisco Correa, jefe de la red Gürtel, "antes de que la desautorizaran"...

Hizo dos apuntes enérgicos en su "agenda" sobre temas candentes y otro de más calado. Por una parte, rechazó el almacén de residuos nucleares en Zarra, para pedir a Camps y al PP que se pronuncien, y defendió inequívocamente la posición del Gobierno y de la portavoz en Valencia, Carmen Alborch, sobre el barrio de El Cabanyal: "No vamos a ceder". Consciente de que Rita Barberá ha quedado a tiro, arremetió: "A Barberá le molesta que le hagan cumplir la ley. Hasta ese extremo de prepotencia ha llegado". Por otra parte, elogió los documentos recientes de la CEV y de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) al anunciar que el PSPV prepara un ambicioso programa económico. ¿Ven ustedes que Camps se haga responsable de algo?, preguntó, antes de concluir: "Un Gobierno que no se siente responsable de nada no es un Gobierno". Alarte ha empezado a mover fichas.