Parece que el Gobierno se pone las pilas
La última semana de enero ha sido intensa en cuanto a la información económica y a medidas de política económica conocidas. El Gobierno hizo público el déficit del conjunto de las administraciones públicas en 2009, que alcanzó una cifra equivalente al 11,4% del PIB (unos 120.000 millones de euros), lo que supone dos puntos porcentuales más de lo estimado en los Presupuestos Generales del Estado para 2010. Tal como están los mercados financieros, dicha noticia no es nada buena y hubiera provocado una fuerte pérdida adicional de confianza y credibilidad internacional en la economía española, con la consiguiente ampliación del diferencial de tipos de interés de la deuda soberana española y, por extensión, de todas las emisiones públicas y privadas. Así que, a la fuerza ahorcan, en el mismo momento de la publicación del déficit, el Gobierno anunciaba sorpresivamente una medida de calado en el sistema de pensiones públicas, la extensión progresiva de la edad de jubilación obligatoria hasta los 67 años, y la intención de recortar en 50.000 millones el gasto público de aquí hasta 2013, todo ello para reafirmar el compromiso de que en dicho año el déficit público estará por debajo del 3% del PIB, como exige el Pacto de Estabilidad. La extensión de la edad de jubilación es una medicina amarga, pero totalmente necesaria, que la sociedad española seguramente va a digerir de mala manera, por eso hay que felicitar al Gobierno por atreverse con ella. Respecto al recorte del gasto público, sólo hay que decir que se cumpla.
La moderada tasa de caída del empleo indica que el PIB creció próximo a cero en el cuarto trimestre Los cuatro millones de parados no variarán mucho hasta que se haga una reforma laboral
Pero la estadística estrella de la semana fue la EPA del cuarto trimestre. El aumento del paro en 203.200 personas fue superior al de 160.000 previsto en esta página hace una semana, aunque esta desviación no ha obedecido a que se destruyera más empleo (224.200 frente a 260.000 previstos), sino a que la población activa disminuyó menos de lo previsto. Por tanto, los datos no son especialmente malos, pues el indicador más importante del mercado laboral es el empleo.
Por otro lado, el aumento del paro hay que valorarlo teniendo en cuenta la desfavorable estacionalidad de estas fechas, de tal forma que, corregido de este efecto, se reduce a unas 50.000 personas. No es mucho si lo comparamos con las casi 700.000 en que aumentó en el primer trimestre del año o las 300.000 en el segundo. En todo caso, con el aumento del cuarto trimestre, el número de parados asciende a 4,3 millones de personas, el 18,8% de la población activa (18,7% en términos desestacionalizados). Además de su magnitud, otra característica del paro es que está muy desigualmente repartido [gráfico inferior derecho]. La tasa de paro alcanza el 39% entre los jóvenes de 16 a 24 años y casi el 30% entre los inmigrantes, frente al 14,6% de los españoles de 25 años y más. Esto es lo que hace "sostenible", o más llevadera, esta abultada tasa de paro respecto a lo que ocurriría en otros países, pues los jóvenes se refugian en casa de sus padres y los inmigrantes no tienen derechos políticos.
Como se ha señalado, el dato de empleo fue mejor de lo previsto, reduciéndose en 66.700 ocupados respecto al trimestre anterior en términos desestacionalizados, -1,4% en tasa anualizada. El ritmo de caída intertrimestral se redujo sustancialmente en la industria y la construcción, mientras que la nota negativa la puso el sector de los servicios, que tras crear empleo en el tercer trimestre ha vuelto a destruirlo en el cuarto [gráfico superior derecho]. La moderada tasa de caída del empleo total nos está indicando que el crecimiento trimestral del PIB en el cuarto trimestre se habrá situado próximo a cero.
Las previsiones para 2010 no cambian apenas. Durante el primer semestre, el empleo va a seguir cayendo, aunque a un ritmo moderado, y la tasa de paro desestacionalizado podría aumentar unas décimas, hasta el 19% en el segundo trimestre. Posteriormente iniciaría un ligero descenso al conjugarse la estabilización del empleo y la caída de la población activa [gráfico superior izquierdo]. En todo caso, la cifra de parados seguirá por encima de los cuatro millones todo el año, una cifra que no se reducirá sustancialmente hasta que no se haga una profunda reforma del mercado laboral. A ver si el Gobierno nos sorprende de nuevo en este tema.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
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