"Nadie puede ganar a Roger si juega así"
Tsonga le dura 88 minutos a Federer, finalista contra Murray
"¿Tiene un consejo para [Andy] Murray?", le preguntan al gigantón Jo-Wilfried Tsonga cuando aparece con la cabeza gacha y el corazón roto. El francés sonríe con cara inocente, dolorido por una tarde de tortura, y no se corta: "Que se prepare para correr".
Tsonga acaba de perder por 2-6, 3-6 y 2-6 su semifinal del Abierto de Australia ante Roger Federer, que no ha afrontado ni un solo punto de break, ha bailado como en los buenos viejos tiempos y ha dado 33 golpes ganadores de relampagueante tenis. "Nadie puede ganarle si juega así", reconoce Tsonga, un tenista especial, visual, que no pudo evitar la final Federer-Murray tras despertar en el suizo ansias de venganza: la última vez que se enfrentaron, el número uno perdió tras dominar por 6-1 y 5-1.
"Andy tiene presión... ¡Su país lleva 150.000 años sin ganar!", bromea el suizo
Fue un día de alarmas en el torneo. Los guardias de seguridad recorrieron la grada. Llegaron a exigir a algunos espectadores que se deshicieran de sus latas de refrescos, no fueran a acabar siendo usadas como granadas. Observaron a los seguidores con las caras pintadas de rojo y blanco, los colores de Suiza; a las chicas, con delicadas boinas parisienses, un toque chic para animar a Tsonga... Aun así, no consiguieron solucionar la razón de su desvelo: en la noche del jueves, vestido con cuadros croatas, un espectador asaltó la pista, caminó tan ricamente y se dio la mano con Marin Cilic, derrotado en las semifinales por Murray.
Federer no tenía ayer tiempo para eso. "Ha sido sorprendente", reconoció luego; "no esperaba que fuera así de rápido. Fue una de esas noches en las que sentí que tenía un segundo extra para pensar dónde iba a jugar, qué iba a hacer con la pelota. Sentía casi que tenía una segunda opción".
El suizo ganó tan rápido (1h 28m) que debió de sentirse en deuda con el público. Avanzó hacia él Jim Courier con un micrófono y la pista en silencio para oír la entrevista. El suizo, sonriente, estuvo entre bromista y calculadoramente malintencionado al recordar que Reino Unido no gana un torneo grande desde hace 74 años (Fred Perry: Abierto de Estados Unidos de 1936). "Andy tiene presión... ¡Su país lleva 150.000 años sin ganar!"
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