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Entrevista:JOSÉ MARTÍN Y PÉREZ DE NANCLARES | Catedrático de Derecho Internacional

"España sufre un déficit importante en la participación de las regiones"

El catedrático de Derecho Internacional Público en la Universidad de Salamanca, José Martín y Pérez de Nanclares, participó ayer, en Vitoria, en una jornada sobre el Tratado de Lisboa y su visión desde Euskadi, organizada por Eurobask. Profundo conocedor de la realidad europea, se muestra pesimista sobre su futuro político.

Pregunta. Hace unas semanas, el politólogo Sami Nair se mostraba crítico en este diario con el Tratado de Lisboa.

Respuesta. Es mejor la Unión Europea con el Tratado de Lisboa que con el Tratado de Niza. Mejora en aspectos internos de funcionamiento: la eficacia de las instituciones, la dimensión democrática, ya que, al ponerse en valor el Consejo, se funcionará con dos cámaras legislativas, al estilo de un Congreso y un Senado. Por otra parte, incrementa su poder presupuestario o la capacidad para nombrar un presidente. Ahora bien, es cierto que la UE necesita más para tener el nivel de eficacia e integración que se espera de ella en un mundo globalizado.

El Tratado de Lisboa ni se plantea una eventual independencia

P. ¿Cuáles son esas carencias?

R. Carece de ambición constitucional, en cuestiones importantes como los elementos simbólicos: no se habla de ministro y sí de alto representante, no se habla de leyes y sí de reglamentos y directivas, prima el derecho estatal sobre el comunitario. En el fondo, el Tratado de Lisboa es el resultado de dos modelos diferentes de entender la UE: uno más ambicioso, de corte federal, con Francia a la cabeza, donde nosotros estaríamos, y un modelo crítico, con Reino Unido, Polonia o República Checa, entre otros. Estos modelos, tras una adhesión masiva de países en los últimos añs, que todavía no ha sido bien digerida, han quedado desequilibrados. En ese sentido, ahora soy pesimista ante el futuro de la UE, que sólo tendrá salida posible en la flexibilidad en la organización de los estados miembros.

P. La presidencia española de este semestre en la UE plantea la reflexión de cuál es en realidad el poder de ese cargo frente al presidente de EEUU.

R. No se puede comparar la presidencia de la Unión con la presidencia de cualquier estado, incluidos, por supuesto, los EE UU. Zapatero no es ni siquiera presidente de la Unión, tampoco del Consejo Europeo, la máxima institución; es una pieza más de un entramado complicado. Se debe recordar que en Europa no hay un único teléfono donde llamar. Aquí hay codazos por salir en la foto.

P. Al mismo tiempo que se han incorporado nuevos países, se encuentra la reclamación sempiterna de las regiones.

R. En la UE hay 27 estados, de los cuales sólo ocho cuentan con regiones con competencias legislativas propias, que son 74 de las más de 250 que conforman la Unión. Tenemos que buscar fórmulas de convivencia de estados centralizados como Francia con estados de corte federal como Alemania o, casi, España. La UE fija el marco y se deja a los estados su regulación, pero también es cierto que las regiones tienen razones serias para reclamar su participación. En España hemos tenido un déficit importante en la participación de las regiones en los procesos decisorios. El Tratado de Lisboa da un paso importante para las regiones porque por primera vez se hace mención a ese nivel administrativo y abre el paso a la participación de los parlamentos regionales. Es un paso generoso.

P. ¿Cómo articula el Tratado de Lisboa la posible independencia de una región dentro de la UE?

R. Todos los mecanismos que tiene la UE para la participación de las regiones parten de la premisa de que se lleve a cabo dentro del Estado. El tratado no prevé ni se plantea la eventual independencia de ningún Estado. Desde un punto de vista futurible, poco compatible con el proceso de desaparición de las fronteras que vivimos, ese nuevo estado tendría que negociar su integración.

José Martín y López de Nanclares

José Martín y López de Nanclares (Vitoria, 1965) casi no ha tenido tiempo de estrenar su cátedra en la Universidad de Salamanca, donde ejerce desde hace dos años, procedente de la Universidad de La Rioja. Tras una estancia durante 2008 en EEUU, este profundo experto en Derecho Internacional desarrolla ahora una investigación en el prestigioso instituto alemán Max Planck.

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