La eterna revancha
Tras eliminar a Camerún, Egipto se medirá a Argelia, su verdugo en la clasificación para el Mundial - Ghana-Nigeria, la otra semifinal
Sólo en África pueden pasar cosas como la siguiente. Camerún lanzó ayer 21 saques de esquina por ninguno su rival, Egipto, pero éste se llevó el partido (3-1) y la clasificación para las semifinales de la Copa de África, en las que el jueves 28 le aguarda Argelia. En la otra, el mismo día, se enfrentarán Ghana y Nigeria, que anoche se impuso por penaltis a Zambia tras un empate sin goles.
Contra todo pronóstico, el equipo de Los Faraones vuelve a su tercera semifinal consecutiva (las dos veces anteriores terminó campeón) para medirse a su adversario por antonomasia, Argelia, el mismo que lo apeó del Mundial de Suráfrica en un dramático desempate el pasado 17 de noviembre en Sudán.
Aquel día hubo tensión y violencia entre ambas hinchadas, enfrentadas desde años atrás, sobre todo desde la clasificación para el Mundial de Italia 1990, cuando la estrella argelina, Belloumi, fue acusada de atacar al médico de la selección egipcia y sacarle un ojo. Argelia se cobró la revancha en 2001 al evitar la clasificación de su contrincante para el de Corea del Sur y Japón 2002. Ahora se encuentran de nuevo estos viejos contrincantes.
Ahmed Hassan, de 33 años, soñó con ser el protagonista del partido el día en que cumplía 170 citas como internacional. Lo logró, aunque el principio no fuera precisamente el imaginado. Siguiendo las instrucciones del seleccionador, Hassan Shehata, el pequeño Hassan se colocó en el primer palo esperando el córner que iba a sacar Emana. El centrocampista del Betis le pegó de rosca y la pelota entró precisamente por ese sitio, mal cubierto por Hassan, que no saltó lo suficiente. Era el minuto 25. Un gol olímpico que ponía por delante a Camerún y de los nervios a Hassan, que arremetió contra sus compañeros culpándoles de su propio error.
El capitán de Egipto no volvería a defender en ese puesto, pero sí sacó toda la potencia de su disparo para sorprender desde 34 metros a Kameni en el minuto 36. Fue un tiro seco. Lo dio con la parte frontal del empeine y el balón botó justo antes de los estirados brazos del portero del Espanyol. "Los balones son malísimos", se había quejado el arquero camerunés el día anterior en el diario As.
La segunda parte fue un ataque deslavazado de Camerún, a pelotazo limpio, tratando de imponer su superioridad física, ante un Egipto resguardado en su campo, rápido y técnico, que esperaba su momento. Llegó ya en la prórroga, cuando Geremi, ex madridista, en un pase atrás a Kameni, se quedó a medio camino. Lo aprovechó el recién salido Gedo para marcar (minuto 92). La puntilla egipcia llegó en una falta lanzada de nuevo por Hassan; un mal rechace de Kameni, que utilizó los puños cuando no debía, y un error gravísimo del árbitro y sus asistentes (minuto 96). El balón no entró. Ni siquiera tocó la línea de gol, pero se concedió pese a las protestas desesperadas de los cameruneses. La FIFA se plantea aplicar la tecnología para estos casos, para saber si la pelota atraviesa o no la línea de gol, pero, mientras se decide, flamantes injusticias forman parte de casi todos los torneos.
Eto'o quedó desolado. No sólo había perdido, sino que había transmitido una gran impotencia tanto individual como colectiva. El delantero del Inter y ex barcelonista, seguramente con molestias físicas como confesó el día anterior, jugó retrasado, casi de centrocampista, participando muy poco y evitando las acciones individuales.
Ha sido la Copa en la que, hasta ahora, han fracasado las grandes estrellas: Drogba Kanouté, los hermanos Touré y Eto'o. Essien, lesionado, no ha podido ayudar a Ghana y Adebayor, el delantero de Togo, se retiró junto a sus compañeros tras ser atacado el autobús en el que viajaban por un grupo terrorista antes del inicio del campeonato.
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