"Verdasco no es fuerte mentalmente"
Davydenko carga contra el tenista madrileño, eliminado del Abierto de Australia tras cometer 20 dobles faltas y 81 errores no forzados - Murray mide hoy la recuperación de Nadal
La tortura llegó hasta la conferencia de prensa. Primero, apareció el dolor en la espalda, sobre el nervio ciático. Luego, el sol, el calor y el viento; el cemento quemando las suelas, las 20 dobles faltas, los 81 errores no forzados y el intento de remontada ahogado en el último momento. Lo peor, sin embargo, no le llegó a Fernando Verdasco en la pista; no fue enjugar una desventaja de dos sets ante Nikolay Davydenko, llevarle al quinto, tener tres puntos de break y perderlos: 2-6, 5-7, 6-4, 7-6 (5) y 3-6. Lo peor fue escuchar después su desprecio. El ruso no malgastó el tiempo. "Verdasco es fuerte físicamente, pero no mentalmente", dijo el número seis del tenis mundial, que se enfrentará ahora al suizo Roger Federer, vencedor (6-2, 6-3 y 6-4) del australiano Lleyton Hewitt, en los cuartos de final del Abierto de Australia. "Puede jugar cinco, seis sets, seguro", prosiguió, "pero no mantener la concentración al mismo nivel. Por eso, cuando empezó el quinto, supe que él podría poner la fuerza, pero también los fallos".
"No es mi mejor momento. Pero, si estás ahí, finalmente ganas", dice el balear
"Sí", reconocía el madrileño; "le he dado muchos puntos gratis con las dobles faltas, pero también se los he hecho con los aces [15]. Cuanto más fuerzas, más aces y dobles faltas haces. No siempre juegas como quieres. Me habría gustado jugar mejor".
Mejor no pudo jugar Nicolás Almagro contra el francés Jo-Wilfried Tsonga. Ajeno al dolor en la mano izquierda, rota; ciego al marcador en contra; brutal en el golpeo; de nuevo con tres puntos de break a favor en la quinta manga, pero igualmente malparado: 3-6, 4-6, 6-4, 7-6 (6) y 7-9.
"Pero yo", dijo el murciano, "pienso que hay que saber leer lo positivo. Tengo que mirar al futuro con optimismo si sigo en esta línea. Me estoy exigiendo muchísimo. He hecho un cambio radical en mi vida yendo de Murcia a Barcelona, donde José Perlas me ha hecho crecer muchísimo. Eso me abre las puertas a la gira de la pista rápida norteamericana. Quizá también a estar entre los diez mejores. Necesito trabajar más que ahora. Ha faltado suerte".
Mientras eso ocurre, a pocos metros de las vías del tren, Rafael Nadal se entrena con los vagones a sus espaldas. Sus golpes suenan más duros que nunca. Saltan fibras amarillas por el aire cuando pega a la pelota. La intensidad es máxima. El momento, de alerta roja: hoy (a partir de las 9.00, Canal +), el campeón actual busca su 100ª victoria en un torneo grande y las semifinales de Melbourne contra el británico Andy Murray, el número cuatro. Hoy, Nadal sabe cuál es su peso actual en el tenis. Hoy, ya no hay atajos, caminos traseros ni pasadizos secretos: el español, que sólo ha ganado uno de sus últimos 11 enfrentamientos contra alguno de los 10 mejores, sabrá a cuánto cotizan sus acciones hasta que se llegue en la primavera a la arcilla europea.
"Hay dos cosas críticas para el juego de Rafa: el movimiento y la confianza", dice el estadounidense Jim Courier, ex número dos y ganador de cuatro títulos del Grand Slam; "si le quitas algo de movilidad, si está preocupado, si tiene un problema en los abdominales como a finales de 2009... Pero, si está a tope físicamente y con confianza, no tendrá problemas".
El primer anuncio que se ve al abandonar el aeropuerto de Melbourne tiene a Nadal como cara. La valla que rodea su entrenamiento en la pista 16, ésa que custodian cinco guardias, se dobla bajo el peso de los espectadores. Y su retrato está en la galería de los campeones. Nada es casual. Ha construido esa atracción planetaria sobre sus hazañas. Si ganase a Murray, sería su octava semifinal en sus nueve últimos grandes.
"Lo único que importa es el aquí y el ahora", arranca el estadounidense Todd Martin, ex número cuatro y uno de los entrenadores del serbio Novak Djokovic, que ayer arrolló (6-1, 6-2 y 7-5) al polaco Lukasz Kubot y se hará con el número dos del mallorquín si llega a las semifinales y éste no está en la final. "Rafa, ahora, tiene buena pinta", añade.
¿Qué piensa Nadal? "Los números son los números. Probablemente no sea mi mejor momento, pero hace unas semanas me faltó un punto para ganar a Davydenko. Lo importante es no perder contra aquéllos a los que debes ganar. No he tenido malas derrotas. Y, cuando estás todo el tiempo allí, finalmente ganas".
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