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Economía global
Columna
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Factores no repetibles

El balance que puede realizarse de los mercados financieros en 2009 es muy positivo. Todas las categorías de activos se revalorizaron por encima de los escenarios más optimistas planteados a comienzos de año. Bien podría decirse que la gestión de inversiones financieras en 2009 resultó relativamente sencilla, y que los errores que se pudieron cometer no proceden tanto de la selección estratégica de activos como del porcentaje que se haya destinado a liquidez.

Las claves de la excelente evolución de los mercados financieros son varias, pero no repetibles. La primera es el excesivo castigo que sufrió la práctica totalidad de activos hasta marzo de 2009. La necesidad de hacer liquidez, la ejecución de límites operativos a las pérdidas y el miedo sobre la evolución futura de la economía provocaron unas correcciones en precio más allá de los parámetros razonables a tenor de la situación del sector empresarial tanto en capacidad de generación de beneficios como en probabilidad de quiebra. Esta infravaloración se ha corregido en gran medida y a un ritmo casi tan rápido como al que se cayó en ella.

Para volver a rendimientos del 10% es necesaria una recuperación que sorprenda por su magnitud

Pero para que las cotizaciones suban ha sido necesario el regreso de los flujos financieros, y éstos han tenido una procedencia clara: los bancos centrales. Porque el ingente aumento de la base monetaria (la Resera Federal multiplicó casi por tres su balance entre 2008 y 2009) no ha encontrado destino en forma de oferta monetaria: el dinero no ha llegado a la economía real convertido en crédito, sino que se ha dirigido hacia unos mercados financieros que ofrecían una superior expectativa de rendimiento asumiendo -a priori- menos riesgo y una mayor liquidez. La cara de dicha evolución la tenemos en la mencionada revalorización de los activos financieros; la cruz, en la oferta crediticia, que muestra crecimientos negativos en prácticamente todas las economías relevantes, con el consecuente impacto en la economía real, la creación de empleo y, en definitiva, la sostenibilidad de la recuperación cíclica, cuyas primeras señales hemos comenzado a observar.

La extrema infravaloración de los activos financieros, la política monetaria no convencional y una paulatina recuperación de la situación económica mucho mejor de la esperada, no por buena, sino por menos mala, explican la evolución de los mercados en 2009. Pero para 2010 el escenario no es tan positivo. Ni los mercados bursátiles ni la renta fija privada están ya baratos. Por ello, para que volvamos a conseguir rendimientos por encima del 10%, no sólo es necesario que la recuperación económica mundial se consolide, sino que sorprenda por su magnitud. Escenario al que hoy hay que asignar una escasa probabilidad. -

David Cano y Alfonso García Mora son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas (EFA).

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