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Reforma financiera en EE UU

Wall Street sufre su peor semana desde marzo por el plan de Obama

Los cinco grandes de la banca de inversión de EE UU pierden 33.000 millones de valor en dos días - Las dudas sobre Bernanke también pesan

La Bolsa de Nueva York cerró ayer su peor semana desde marzo de 2009, cuando la crisis financiera causaba estragos. La principal razón ha sido la guerra declarada por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a Wall Street, que tendrá un alto coste para la banca de inversión. Pero en los mercados han pesado también algunos malos resultados y, ayer, las dudas sobre la reelección de Ben Bernanke como presidente de la Reserva Federal. En los últimos tres días, el Dow Jones ha caído un 5%, lastrado sobre todo por el sector financiero.

Los cinco grandes de la banca de inversión han perdido unos 48.000 millones de dólares (33.000 millones de euros) de valor en Bolsa en sólo dos días, con caídas que han rondado el 10%. JPMorgan Chase vale ahora 17.000 millones de dólares menos que antes de que Obama anunciase su plan, y Bank of America (que entró de lleno en banca de inversión al rescatar Merrill Lynch empujada por las autoridades) se ha dejado 13.500 millones. Goldman Sachs, Morgan Stanley y Citigroup también se han visto severamente castigadas.

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El nuevo plan de Obama prohíbe a los bancos especular por cuenta propia y tener fondos apalancados (hedge funds) o de capital riesgo, algunas de las actividades más lucrativas de la banca de inversión. De prosperar la reforma en los términos planteados, las entidades perderán miles de millones de dólares de ingresos o incluso se verán obligadas a escindir parte de su negocio.

Los analistas de una de las entidades afectadas, JPMorgan Chase, cifraron en 13.000 millones de dólares anuales (unos 9.000 millones de euros) el impacto de tales medidas en Goldman Sachs, Morgan Stanley, Credit Suisse, UBS y Deutsche Bank. De las cinco, Goldman Sachs sería la más afectada, con un impacto de casi 4.700 millones de dólares en sus resultados, mientras que UBS, con 1.900 millones, sería la menos dañada.

Con todo, es pronto para hacer cálculos, pues la nueva propuesta carece de detalles y queda un largo camino para su aprobación.

En Europa, las mayores caídas de estos dos días las han sufrido Barclays (-10,9%), RBS (-9,8%), Société Générale (-9,5%) y Credit Suisse (-7,7%), que se hallan entre las más expuestas al tipo de negocios proscritos.

En España, donde los bancos tienen poca presencia en esos negocios, la banca frenó ayer su caída en un día convulso y de fuerte actividad. El Santander, que cayó el 0,4%, intercambió ayer acciones en el mercado continuo por 1.200 millones, siendo el título más negociado del Euro Stoxx 50.

El endurecimiento de la estrategia contra el riesgo excesivo ha movido en EE UU su acento de la supervisión a la regulación. Ese giro revela, además, una fuerte división en el equipo económico del presidente, pues contradice la posición del secretario del Tesoro, Timothy Geithner, muy dañado por el rescate de AIG, expresada ante el Congreso en una audiencia sobre la reforma financiera en septiembre. La desautorización implícita de Geithner y las dudas sobre la reelección de Bernanke -cuyo mandato vence el 31 de enero- por la pérdida de apoyos en el bando demócrata deja en mal lugar a las dos cabezas visibles de la economía de EE UU.

De alguna forma, vuelve el pasado. En pleno golpe de la Gran Depresión, hace ocho décadas, EE UU buscó enseguida la manera de evitar que otra crisis financiera volviera a tumbar a la economía. Entonces, los senadores Carter Glass y Henry Steagall propusieron una legislación que permitió en 1933 crear el Fondo de Garantía de Depósitos (FDIC) y separar los bancos comerciales de la banca de inversión.

La historia se repite con grandes similitudes, en medio de un clima político enrarecido por la percepción popular de que hasta ahora se ha hecho más desde Washington por rescatar a los bancos que por salvar los empleos y las casas de la gente corriente.

Aguijoneada por la derrota demócrata en Massachusetts, la Administración Obama ha optado por abandonar la vía moderada y actuar de una forma más agresiva, instaurando una versión actualizada de la Glass-Steagall, que fue dejada de lado en los noventa.

Entrada de la sede del Bank of America en la ciudad de Charlotte (Carolina del Norte).
Entrada de la sede del Bank of America en la ciudad de Charlotte (Carolina del Norte).REUTERS

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