"Somos el fútbol en estado puro"
Acompañado como tantas veces de su inseparable amigo João, Simão Sabrosa (Constantim, Portugal; 30 años) reparte saludos y chascarrillos entre los empleados y forofos que pululan por la ciudad deportiva del Atlético. Al alza tras una semana que ha servido para espantar algunos de los demonios que lo atenazaban, el equipo de Quique Flores recibe hoy al Celta en la ida de los cuartos de final de la Copa. "No estaríamos hablando de nada de esto si Simanzinho no hubiera logrado el 5-1 frente al Recreativo con el conjunto totalmente descompuesto", halagan el vestuario y los dirigentes rojiblancos al extremo, que también ha mantenido al club en Europa, aunque sea en la consolación de la Liga Europa, gracias a su decisivo gol en Nicosia.
"Tácticamente, dejamos menos espacios. Poco a poco se va notando"
"Forlán y Agüero tienen momentos buenos y medios, nunca malos"
Pregunta. Frente al Recre, Agüero provocó la falta y parecía dispuesto a tirarla cuando apareció usted y reclamó su parcela.
Respuesta. Era mi sitio. Este año no hemos tenido muchas faltas para tirar desde esa posición y me correspondía a mí lanzarla. Kun tuvo otras desde otras partes del campo; por el lado derecho, que me gustan también, pero las pateó muy bien, a gol, contra el Chelsea y el Espanyol. Pero ese balón era para mí. Además, la distancia era buena. Pero Sergio [Agüero] no se acercó para patear, sino para hablar conmigo, para motivarme y que atinara. En ese momento no piensas en lo que te dicen. De hecho, Quique Ramón [el jefe de prensa], desde dos días antes, me insistía en que ganaríamos con un gol mío de falta como ante el Panathinaikos. Simplemente, te abstraes de todo y te concentras al máximo, analizando cada detalle de un duelo al sol, tú y el portero con la barrera y el público expectante. El árbitro había pitado y me quedé dos o tres segundos más meditando. Y la pelota voló adonde yo quería.
P. Visto la que se montó y su repercusión en el devenir del equipo, ¿es de los goles más trascendentales de su carrera?
R. Tengo muchos, pero éste es el más importante porque es el presente. El gol de mi vida se lo anoté al Liverpool en la Champions, con el Benfica, tras una pared con Nuno Gomes en la que clavé el balón por la escuadra, a la izquierda de Reina. Pero me gusta vivir del presente, no de lo que fue y ya pasó. Hace mucho que el Atlético no gana un título. Sin duda que fue valioso para mí en el plano personal, pero muchísimo más para el equipo porque estamos en cuartos. Después del esfuerzo tan grande que hicimos, de haber metido cuatro goles, a continuación sufrir uno y con un compañero menos [por la expulsión de Assunção], poder darle la vuelta... Fue un premio para todos por la temporada difícil que estábamos teniendo. Empezamos mal, pero será un final feliz
P. No es el primero al que se lo pregunto, pero nadie parece dar con la respuesta. ¿Por qué el Atlético se complica tanto?
R. Los demás equipos también juegan, pero tiene razón. Lo cierto es que ante el Recre, con 4-0 a favor, teníamos que haber controlado más el partido. Nos empezaron a crear oportunidades cuando más teníamos que tener el balón. Pero también hay que ver que estuvimos 70 minutos a machete, encima de ellos. A tope en todo: en fútbol, en emociones... Sufrimos un gol cuando no se puede sufrir, pero también tuvimos capacidad para reaccionar, aunque creo que el tanto sólo podía llegar como llegó: a balón parado, a la salida de un córner...
P. Y eso que terminaron partidos en dos mitades...
R. La plantilla está más compensada. Por ejemplo, llegó Salvio. La competencia siempre es buena, ¡claro que sí! La idea es que no nos rompamos por el medio. A veces no somos lo suficientemente compactos. Eso afecta al juego. Los rivales no deben encontrar nuestros puntos débiles sin siquiera salir del vestuario. Así no sacamos a relucir nuestras virtudes, que las tenemos. Muy pocos pueden presumir de la pegada que tiene este equipo.
P. Son como el ying y el yang: 30 goles a favor y en contra en la Liga, no han marcado en tres partidos y Asenjo se quedó a cero en otros tantos; son el quinto equipo goleador y el más goleado...
R. Hay que encontrar un equilibrio, es obvio. Quique Flores, como Abel y Aguirre, insiste en no responder sólo con el agua al cuello. Tenemos una capacidad muy grande para marcar y nos estamos colocando mejor en el campo para no conceder tantos goles. Tácticamente, dejamos menos espacios y, poco a poco, se va notando. El orden evita muchos percances. Eso y tener el balón. Tenerlo se lo pone más complicado al rival. Debería ir a más, pero la afición ya se está olvidando de lo mal que empezamos. La vamos conquistado.
P. Ahora les apoyan, pero bien que les han puesto a caldo.
R. En los momentos buenos hay que saber mantener la tranquilidad, saber lo que estamos haciendo y, principalmente, hacer autocrítica. En los peores, nunca, nunca, debes dudar de tu capacidad profesional y tu calidad. Y, hombre, es el Atleti. Entiendo que la gente, cuando va al Calderón, va con el pensamiento de que vamos a ganar. Como nosotros. Es un estadio de emociones. Los dos últimos partidos... Bufff, es muy difícil describir lo que transmitía esa grada. Fue inolvidable. La rojiblanca es una afición superpoderosa... Lo que pasa es que siempre hay muchos goles. Es bueno para el espectáculo. En cierto modo, representamos el fútbol en estado puro: ida y vuelta sin saber qué pasará. Pero no quiero más intercambios de golpes. Son partidos locos y también es bueno el reposo, pero sin confiarnos. No podemos andar con la cabeza ya en la semifinal y la final de la Copa. Si no pensamos partido a partido, volveremos a tropezar. Hoy en día, ser de Segunda o Primera... El Celta siempre ha sido de Primera. ¡Que eliminó al Villarreal!
P. Otra novedad es que el ataque cada vez funciona mejor.
R. Por lo que ustedes hablan [la prensa], Kun y Diego tienen momentos altos y momentos bajos. No lo creo así porque no son unos profesionales cualesquiera. Para mí, Forlán y Agüero pasan por momentos buenos y momentos medios. Malos nunca tienen porque reúnen mucha calidad y siempre aportan algo al equipo. Se diga lo que se diga, de hecho también se dijo mucho de mí, somos unos profesionales. Llevamos el fútbol en la sangre. Lo disfrutamos, que es la clave, y queremos lo mejor para el equipo porque, además, es lo mejor para nosotros mismos... No se puede prometer lo que va a pasar mañana ni decir por adelantado que vaya a rendir cuatro meses al 110%. Mis únicas promesas son profesionalidad, compromiso, actitud.
P. Nunca se le verá proferir una mala palabra. ¿Se considera un hombre de club?
R. A mí no me gusta protestar, que toda la gente vea que estoy enfadado. Ni la gente que va al campo ni mis propios compañeros se merecen eso. Puedo estar enfadado conmigo mismo porque no me he salido o porque el entrenador me ha quitado. Pero eso queda entre el mister y yo.
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