La colosal ciudad de hielo
Sentirá el impulso de detenerse a observar, pero siga caminando. Si se para, a lo mejor se le congelan los pies. Porque en Harbin, ciudad al noreste de China, las temperaturas no suben de 20 grados bajo cero en invierno.
Allí celebran el frío con un festival de esculturas de hielo y nieve, el segundo del mundo. En su edición número 26, que comenzó el 5 de enero y dura algo más de un mes, espera superar el millón de visitantes. Esta microciudad ecléctica, con réplicas a tamaño natural de iglesias, pagodas y hasta un coliseo, está concebida para impresionar. De día podría pasar como la blanca fortaleza de la soledad de Superman (sin Marlon Brando). De noche se tiñe de luz como una gema. Algunos considerarán un derroche de energía, en pleno cambio climático, la iluminación de los 160.000 metros cúbicos de hielo; otros no querrán perdérselo. Hasta Pekín, con escala en París, vuela Air France, ida y vuelta, a partir de 363 euros. Desde allí, dos horas en avión hasta Harbin unos 100 euros con Air China.
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