"No pasarán, no pasarán"
Cuando la asamblea estaba por empezar, la primera planta del Ateneo Marítimo no aceptaba un alma más. "Hoy está a reventar. He visto muchas reuniones de Salvem el Cabanyal y ninguna como esta" decía ayer Antonio Piza, de 62 años, conserje del Ateneo desde finales de la década de 1980 y nativo del barrio.
Roberto Centioni, italiano de 27 años que estudia en la Universidad Politécnica, vive desde hace unos meses en el Cabanyal. "En un barrio de estas características -opinaba- si haces lo que quiere hacer el Ayuntamiento, lo destrozas".
Pese a los semblantes serios que enfilaban la escalera del Ateneo desde las 19.00 de la tarde, a medida que la reunión avanzaba las caras cambiaban. Josefa Escorihuela, de 82 años, aseguraba antes de que la junta empezase, que "desgraciadamente, y pese a lo que ha dicho el ministerio de Cultura, van a estropear el barrio". Más tarde, sentada, se sumaba a los gritos de "no pasarán, no pasarán" que los asistentes entonaron en varias ocasiones.
Julio López y Esperanza Valiente, de 53 y 49 años, se quejaban de vivir "rodeados de droga". "Che, en vez de dar ayudas a la gente para remodelar las casas -observaba Julio- dejan que el barrio se pudra".
Paco Gisbert, actor de 42 años y vecino del barrio, afirmó que la intención del Ayuntamiento y la Generalitat de burlar la orden del ministerio de Cultura que paraliza las obras en el barrio es "una cortina de humo".
Cualquier excusa era buena para aplaudir, cualquier crítica al Ayuntamiento o al Gobierno autonómico o cualquier declaración entusiasta de los ponentes. Quizá tuvo razón el payaso Bombalino, Gabriel Fariza, cuando exclamó "¡somos héroes clásicos! Fuímos fuertes, nos debilitamos ¡pero renacimos!".
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