Bienvenido al show de Ferrari
Alonso acapara todos los focos en la fiesta de su equipo, al que califica de "muy grande"
La cena de bienvenida en Madonna di Campiglio fue multitudinaria. Era el lunes por la noche en uno de los locales emblemáticos de la estación de esquí de los Dolomitas. Como siempre, la escudería Ferrari y su patrocinador principal, Marlboro, abrieron la temporada de fórmula 1 con una semana en la nieve de una forma distendida, sin ningún tipo de oficialidades, para favorecer el contacto de los medios de comunicación con los pilotos y la cúpula de la Scudería. Sin embargo, resultó uno de los momentos clave del año, puesto que era la primera vez que Fernando Alonso aparecía en público vestido de rojo. Y, aunque desestimó salir a la pista con una bailarina vestida de época que le ofrecía disfrutar de un vals, el asturiano fue el rey de la fiesta y lo será toda la semana que pase en la nieve.
El español declinó disfrutar de un vals con una bailarina vestida de época
"Qué ganas tenía de fotografiarme con él" dijo Wollheim, con más de 30 años en la F-1
En el equipo se detecta una nueva ilusión por erradicar definitivamente los errores del pasado, que le impidieron coronarse los dos últimos años. Y, en medio de la vorágine, Nigel Wollheim, uno de los responsables de Marlboro, soltó una frase que es el paradigma de lo que siente el equipo. "Llevo más de 30 años en la F-1, he conocido a todos los grandes campeones, pero esta noche era como un niño: todavía tenía ganas de hacerme una foto con Fernando Alonso", dijo. Wollheim las ha visto ya de todos los colores, ha tenido las vivencias más inverosímiles y, sin embargo, mantiene la ilusión de ver resurgir a Ferrari con la llegada de Alonso y con la ayuda de Felipe Massa. Así se siente todo el equipo Ferrari.
"Creo que el entendimiento entre los miembros del equipo va a ser excelente", prosigue Nigel, antes de analizar el retorno de su amigo, el heptacampeón mundial. "Conozco muy bien a Michael Schumacher y sé que si ha vuelto es para ganar, pero no sé si sus condiciones físicas serán las mejores. Tal vez su cuello le cree molestias en algún momento por el esfuerzo que supone una carrera completa. Sin embargo, estará ahí, junto a Alonso y Massa, con Hamilton y Button y, probablemente, con Vettel". Mientras Alonso era protagonista en los Alpes, Schumacher se entrenaba en el circuito de Jerez a bordo de un GP2, aunque la lluvia le obligó a acabar antes de lo previsto. Aún así, el alemán completó 52 vueltas con el coche azul y blanco de la escudería Mercedes y destacó: "El día ha sido especialmente bueno, ya que tras mucho tiempo he podido conducir un coche de una categoría cercana a la actual F-1".
Pero los ojos del automovilismo mundial seguían a Alonso, que se fotografió de mil maneras con todos los que se lo pidieron. Pero no se pronunció todavía sobre ningún aspecto deportivo. Nada sobre el coche, nada sobre su integración en el equipo. Todo eso lo explicará el jueves en la conferencia de prensa que compartirá con Felipe Massa. En cambio, sí se mostró ilusionado con todo lo que estaba viviendo. "Ya tenía ganas de que llegara este momento. Al fin, ya de rojo", comentó entre risas. "Ferrari es muy grande", agregó.
Ayer, el asturiano se colocó los esquíes y pasó todo el día practicando sobre la nieve. "No tengo problemas con el esquí, pero me falta un poco de estilo", señaló mientras comía en uno de los restaurantes de alta montaña. Un monitor se encargó de mejorarle algunos detalles. Pero ni él ni nadie pudo frenarle. Lanzado, el asturiano casi fue tan rápido como con el F-1; alcanzó los 96 kilómetros por hora y no se arrugó ante nada. Alonso aprovecha cualquier situación para cuidar su preparación física. El trabajo de invierno lo ha estado realizando con su preparador personal, Fabrizio Borra, el único especialista que le ha seguido de Renault a Ferrari. Su programa de trabajo no se ha modificado. Desde el final de la pasada temporada, el asturiano trabajó haciendo bicicleta, practicando deportes y pasando algunas horas en el gimnasio.
Sin embargo, desde que se bajó por última vez de un Renault en noviembre, su mente se vistió ya de rojo, ha viajado muchas veces a Maranello para comprobar la evolución del coche y el lunes apareció ya con su nueva indumentaria. Sólo le queda coger el volante. Eso lo hará en febrero.
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