El Depor conquista Mestalla
La seriedad y la ambición del equipo de Lotina doblegan a un Valencia inconstante
El Deportivo ganó ayer en Mestalla con la seriedad de siempre, pero con más ambición que de costumbre. Sobre todo en un arranque letal de la segunda parte que le permitió poner la proa ante un Valencia inconstante. El equipo de Emery probó primero el fútbol directo que le daba la presencia de Zigic y, más tarde, la suavidad perdida y recuperada con la vuelta de Silva. Entre medias, el Depor encarriló la eliminatoria a pesar de que, en teoría, Lotina había devaluado la alineación tras reservar a Aranzubia, Manuel Pablo y Colotto; en la práctica, fue un once poderoso en el que decidieron la contundencia de Juan Rodríguez, la habilidad de Pablo Álvarez y la versatilidad de Guardado.
VALENCIA 1 - DEPORTIVO 2
Valencia: Moyà; Miguel, Maduro, Dealbert, Bruno; Marchena (Fernandes, m. 60), Ever Banega; Joaquín, Mata (Vicente, m. 71); Villa y Zigic (Silva, m. 60). No utilizados: César, Albelda, Baraja, Del Horno.
Deportivo: Manu; Laure, Piscu, Ze Castro, Filipe (Manuel Pablo, m. 73); Pablo Álvarez, Sergio, A. Tomás (Iván Pérez, m. 79), Juan Rodríguez, Guardado; y Ricki (Adrián, m. 23). No utilizados: Aranzubia, Colotto, Valerón y Juan Domínguez.
Goles: 0-1. M. 47. Guardado remata de primeras un centro de Juan Rodríguez. 0-2. M. 52. Pablo Álvarez regatea a Dealbert y marca. 1-2. M. 72. Silva, de espuela.
Árbitro: Velasco Carvalho. Amonestó a Marchena, Filipe y Sergio.
Unos 25.000 espectadores en Mestalla.
Zigic estuvo en todas: pone pasión en su intento de ganarse un puesto en el equipo
El Depor aprovechó la superioridad numérica en el centro del campo para masticar más el encuentro con transiciones largas. El Valencia irrumpió a tirones, preferentemente con pelotas largas, pero con media docena de ocasiones que unas veces neutralizó el portero Manu, otras los fallos en el remate y, en la primera, el error arbitral, que anuló un gol legal de Marchena.
Emery apostó por dos delanteros de salida: Zigic y Villa. El punta serbio estuvo en todas, prolongando de cabeza los balones a los que acudían Joaquín, Mata y Villa, o tratando de ser solidario en la defensa de las jugadas de estrategia. Zigic quiere ganarse un puesto en el equipo y pone pasión en el intento. Otra cosa es que al modelo de jugar con dos puntas le faltara finura, seguramente porque está poco ensayado: el técnico apenas lo experimentó durante la pretemporada.
El extremo Guardado encontró una mina en el carril izquierdo, donde limpió a Miguel con suma facilidad. En una de esas, su pase de la muerte se chocó contra Moyà tras el remate de Ricki, que se retiraría poco después lesionado. Filipe y Guardado, a su vez, le cerraron las puertas a Joaquín, mal acompañado por un desfondado Miguel. De ahí que Joaquín, más que por el extremo, encontrara espacios por dentro, buscando las cosquillas de los centrales. A duras penas llegó hasta la línea de fondo.
El Depor creó mucho peligro en los balones aéreos cruzados, mal medidos en su mayoría por parte del portero Moyà, que acusó la falta de partidos. El meta mallorquín se resarció en el uno contra uno: le tapó a Adrián todos los huecos.
El Valencia arrancó frío la segunda parte y el Deportivo le recordó que no había firmado ninguna tregua. Guardado se anticipó a los centrales y remató de primeras, con el exterior de la zurda, a un centro de Juan Rodríguez desde la derecha. Omnipresente Rodríguez, tanto en ataque como en defensa (era el encargado, además, de marcar al gigante Zigic en las acciones de estrategia).
El Valencia se descompuso tras el gol encajado. Perdió completamente el centro del campo y dio pena ver a Zigic tratando de ayudar en esa zona en la que debería ser sólo un visitante ocasional. El Depor se sintió cómodo y el pase largo de Zé Castro desde la medular fue una invitación que Pablo Álvarez no podía rechazar: ganó la carrera a Dealbert, lo recortó con la derecha y remató raso a gol con la izquierda.
La reacción de Emery pasó por recuperar su esquema preferido, al dar entrada a Silva y a Fernandes, tratando de recomponer el centro del campo perdido. Lo logró porque Fernandes le dio mayor ritmo a la circulación y Silva todo lo demás: juego entre líneas, posesión del cuero y el gol de espuela tras el remate fallido de Banega. El Depor se asfixió eventualmente, pero el buen manejo de Guardado sacó a su equipo del agujero. En su enésimo retorno, Vicente suplió a un apagado Mata, pero no fue el revulsivo de otras veces. Demasiada firmeza en la defensa del Depor.
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