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"Ahora hay que rehabilitar el barrio"

Tras el frenazo al proyecto de El Cabanyal los vecinos piden recuperar la zona

Hay un clamor unánime entre los vecinos de El Cabanyal y es que el barrio no puede seguir la degradación y el olvido en el que está sumido. Basta darse un paseo por tramos de calles como la de Sant Pere, Escalante o los Ángeles, con restos de fogatas nocturnas, edificios convertidos en solares sin vallar, casas tapiadas, focos de venta de droga y población marginal que campa a sus anchas para comprender el desánimo, la rabia y la impotencia de los vecinos de toda la vida que han asistido día a día a la trágica transformación de las calles en las que crecieron.

A partir de este juicio compartido, las opiniones sobre las soluciones divergen. Algunos defienden la apuesta del gobierno municipal del PP de arrasar 1.500 viviendas y prolongar la avenida de Blasco Ibáñez de Valencia para "sanear" el barrio, mientras buena parte de los vecinos -y de forma masiva las víctimas del plan- se oponen.

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Blanca Molina, de 53 años, es de estas últimas. "Hace 30 años vivía en la calle Barraca y no te puedes imaginar la vida que había", comenta. "Yo lo llamaba Barrio Sésamo: conocías al panadero, al farmacéutico, al de la mercería... era fantástico. Los niños jugaban en la calle, los padres cenaban a las puertas de las casas. Ahora está la droga, mala gente...".

Blanca está contenta. "Me he alegrado infinitamente", apunta en referencia al informe del Ministerio de Cultura hecho público el lunes que paraliza el plan municipal de El Cabanyal. Desde hace 14 años gestiona una papelería en la calle de la Reina, amenazada de demolición por el proyecto. "Han querido romper un barrio histórico, han diseñado una estrategia para dejarlo caer". Ahora, una vez se ha pronunciado el ministerio, el Ayuntamiento "tiene la responsabilidad de dar ayudas, rehabilitar y sanear el barrio".

A espaldas del comercio de Blanca, Amparo, de 49 años, regenta una cordelería y es bastante más escéptica. Se encoge de hombros ante la pregunta de lo que sucederá a partir de ahora: "No me lo acabo de creer". Como su madre, también Amparo, de 85 años, que vive a unos metros de la tienda, está en contra del plan. "Aquí lo único que está claro es lo degradado que está el barrio y la necesidad de arreglarlo".

A María Villora, de 60 años, el plan no le perjudica directamente, aunque, puntualiza "afectados somos todos". No sólo porque las excavadoras deberían de pasar por encima de las casas donde nacieron y viven sus nonagenarios padres, sino porque "las calles son el escenario de mis vivencias, donde se ha desarrollado mi infancia", comenta. "Cuando destruyen viviendas, también acaban con parte de esa historia donde he vivido y sigo viviendo". Por ello, la paralización representa "una gran ilusión por lo que supone de rehabilitación del barrio".

Isabel Asanz, de 61 años, camina por la calle de la Reina mientras empuja con una mano el carro de la compra y con la otra sostiene una caja con el roscón de Reyes. Es una firme partidaria de la prolongación de Blasco Ibáñez: "¿Usted cree que se puede vivir con lo que hay allí?". "¿Quién ha decidido pararlo [el plan], el ministro?", pregunta. "Pues que vengan los ministros a vivir aquí, a ver si les gusta". "Con una semana que vivan y en cuanto intenten entrarles en casa veremos cómo cambiaban de opinión", interviene Fina Roger, de 65 años, que acompaña a su amiga Isabel.

En sentido contrario camina Antonio, de 65 años. "La renovación consiste en tirarlo todo, aunque perjudique a cuatro abuelos", sostiene. "Esta zona está tan degradada que nunca volverá a ser como era", apunta. "Nací en la calle de la Barraca y aún recuerdo el ambiente de antes y las cenas en la calle, pero está todo tan echado a perder que ya no se recuperará".

Un veterano residente del barrio, de 90 años, que no quiere dar su nombre, cree que "unos u otros acabarán sacando adelante el plan". "Recuerde que antes de Rita Barberá, Clementina [Ródenas, la última alcaldesa socialista] ya lo defendió".

LOS INFORMES TÉCNICOS DEL MINISTERIO DE CULTURA

- Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España. "El PEPRI de El Cabanyal-Canyamelar supone una afección sustancial (...). Es obvia la incompatibilidad (...) de la protección de El Cabanyal y la apertura de la nueva vía (...)".

- Real Academia de la Historia. El plan "altera gravemente ese Bien de Interés Cultural, sin que se justifique en modo alguno su expolio, lo que vulnera el espíritu y la letra de las leyes que protegen nuestro patrimonio".

- Subdirección General de Protección del Patrimonio Histórico (Ministerio de Cultura). Los argumentos del Ayuntamiento en apoyo del plan "desvirtúan la filosofía que define El Cabanyal como bien de interés cultural (BIC)" (...). Es "inexplicable" que la Consejería de Cultura aprobara el BIC y luego un proyecto que "afectaría drásticamente al conjunto de El Cabanyal".

- Secretaría General Técnica (Ministerio de Vivienda). A la vista de los informes, "cabría interpretar que se ha producido expolio en la actuación urbanística acordada por el Ayuntamiento de Valencia" (...), "ya que pone en peligro de pérdida o destrucción algunos de los valores de los bienes que integran el BIC".

- Dirección del Museo Nacional de Cerámica González Martí. "Los derribos prosiguen" y (...) recientemente ha desaparecido "un edificio emblemático como era la llamada torre-mirador del Horno de la Estrella". (...) "Preocupa especialmente el futuro del edificio de la Cofradía de Pescadores, toda una institución histórica que cumple su centenario".

- Otros informes. En el largo proceso, el expediente de El Cabanyal ha sumado informes de otros organismos, y de la Generalitat y el Ayuntamiento.

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