Cae el último telón para 'El Monle'

Él había abandonado ya el mundo del espectáculo hacía tiempo, aunque el show nunca lo abandonó a él. Decía no necesitar homenajes: "El reconocimiento lo tengo todos los días cuando voy a comprar al mercado", aseguraba en una entrevista a EL PAÍS en noviembre de 2008, cuando el festival de cine en valenciano Inquiet le rindió un merecido tributo. Joan Monleón falleció el lunes 28 a los 73 años. "Qué inocentada más monleonesca", advirtió su amigo Lluís El Sifoner, visiblemente afectado.

Él y otros tantos amigos y familiares despidieron ayer al ex cantante del grupo Els Pavesos, estrella de variedades, actor de cine, teatro y televisión. Le falló el corazón el lunes, tras diez días ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital 9 d'Octubre. "¿Cómo no voy a estar enfermo del corazón, si llevo dentro a Valencia, Castellón y Alicante?", solía decir el artista, no sin cierta sorna. Y así le recordaban ayer sus allegados.

Lo hicieron con una breve ceremonia, emotiva y sincera, que precedió a la incineración de su cuerpo en el crematorio municipal de Valencia. Antes, otros muchos le dieron el último adiós en el tanatorio municipal, donde se instaló la capilla ardiente. Su familia recibió el pésame de representantes de la farándula como las actrices Rosita Amores, Maribel Casany, Rosana Pastor o Empar Ferrer; Lluís Miquel y Diego Braguinski; el político Enric Morera; o Quico Catalán y Paco Fenollosa, en representación del Levante, su club de fútbol.

Tras su peregrinaje con Els Pavesos, con quienes descubrió su exuberante personalidad, el hijo de la horchatera de La Holandesa siguió atendiendo a su público con un único objetivo, "que todos se fueran contentos a casa", según afirmaba. Participó de un incipiente cine en valenciano con El Virgo de Visanteta (1979) o El vicari d'Olot (1980) y alcanzó la popularidad con El show de Joan Monleón en los años ochenta en Canal 9. Su última participación audiovisual fue en Rencor (2002) y porque Miguel Albadalejo le insistió. "Cuando algo se acaba, se acaba y punto. A otra cosa", decía cuando hace poco más de un año reclamaron su presencia en el Inquiet. Asistió al festival, a regañadientes. Y se marchó encantado. Tras encandilar al patio de butacas "con mucha gracia, bueno, la que tenía", recuerda una de sus sobrinas, Alicia.