Simplemente, Cesc

Pocas veces tan pocos minutos dieron para tanto. Cesc Fábregas firmó una actuación deslumbrante incluso para él en los 27 minutos que disputó contra el Aston Villa (3-0). La defensa más reputada de la Premier League apenas le duró un suspiro al fantasista por excelencia del Arsenal y de la competición inglesa, que anotó dos goles grandiosos en medio de un recital de pases imborrable del que salió lesionado. El rocoso equipo en el que se foguea con éxito Carlos Cuéllar a las órdenes de Martin O'Neill no encajaba un solo gol desde finales de noviembre y no recibía más de dos desde la afrenta del Wigan en la primera jornada. Ayer, tras una plácida primera parte, se desmoronó en cuanto el capitán de Los Cañoneros pisó el tapete del Emirates Stadium.

"Decidí arriesgarme. De ir ganando, no le habría sacado", reconoce Wenger

Reservado de entrada por sus problemas en una rodilla, Cesc saltó al tapete a los 56 minutos en sustitución de Denilson. Su entrada en escena, en un pulso hasta ese momento durísimo y sin goles, tuvo un efecto inmediato, como reconoció con una sonrisa en los labios su técnico, Arsène Wenger. "Les estábamos dominando, pero, evidentemente, Cesc ha añadido al juego la creatividad que necesitábamos. El Aston Villa es un equipo muy descarado, lo que provoca que, pese a que le domines, te pueda ganar. Como no habíamos rematado el partido, sólo me quedaba ser cauteloso o arriesgarme. Decidí arriesgarme y me salió bien... De ir ganando, no habría sacado a Cesc", reconoció el francés.

Hasta entonces relativamente tranquila, la última línea del Aston Villa se derrumbó como un castillo de naipes. Cesc abrió la lata con un libre directo que clavó en la escuadra derecha de Friedel tras llevar apenas nueve minutos en el terreno. Corría el minuto 65 y los villanos, que acudían a la cita sobrados de confianza tras ganar sus duelos directos con el Chelsea, el Liverpool y el Manchester United, veían las orejas al lobo, al equipo más prolífico de las Islas, con un promedio de tres goles pese a las lagunas de Arshavin.

A falta de un delantero de garantías, el propio Cesc mató el encuentro culminando un contragolpe en el minuto 81 tras un sprint de 30 metros. Era el noveno gol del centrocampista español este curso en el campeonato, su mejor registro desde que cambió el Barça por el Arsenal en la temporada 2003-04 (también es el líder en el apartado de asistencias, con 12, tres más que Giggs, el inmortal extremo del Manchester United). Sin embargo, la jugada le salió cara a Cesc, que sintió un chasquido y pidió el cambio. Ramsey entró tres minutos después y antes de que Diaby rematara la faena y dejase al Arsenal a cuatro puntos del líder, el Chelsea, con un partido menos. "Si es un tirón de los tendones, será baja tres semanas", explicó Wenger, que se queda momentáneamente sin su mejor pistolero.

Igual de contundente, pero menos exquisito, el Manchester United cumplió en casa del Hull City (1-3), penúltimo, y también rentabilizó los tropiezos del Chelsea, que se ha dejado nueve puntos en cinco encuentros.

Wayne Rooney fue el artífice del triunfo de la escuadra de Alex Ferguson al ser capital en sus tres aciertos. El genial delantero formado en el Everton firmó el primer gol al borde del descanso; propició el segundo, que se introdujo en su porteria Dawson, y asistió a Berbatov en el tercero. Una actuación sobresaliente que le sirvió para dejar a Los Diablos Rojos a dos puntos del primer puesto y cazar en la lista de matadores de la Premier a Defoe, del Tottenham, y Drogba, del Chelsea, todos con 13 goles.