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Los productores de tomate se irritan ante las medidas de la Unión Europea

Los agricultores exigen al Gobierno que vete el acuerdo con Marruecos

Los productores andaluces de tomate velan armas ante la presidencia de turno española de la Unión Europea tras la rúbrica del acuerdo de asociación con Marruecos. La ampliación de las concesiones a este país, que podrá introducir en los mercados comunitarios hasta 50.000 toneladas más de tomate con un trato arancelario especial, ha tensado el ánimo de los agricultores, que advierten de que el acuerdo agudizará más si cabe la ruina de un sector que es clave para el equilibrio de la balanza comercial de la región y para la generación de empleo.

"Nos han puesto la puntilla", lamenta el presidente de Asaja Almería, Francisco Vargas, quien considera que los privilegios otorgados a Marruecos ocasionarán graves daños a la agricultura familiar, incapaz de competir con un país que, sólo en la última campaña, introdujo en la UE 360.000 toneladas de tomate, 75.000 más de las que el nuevo acuerdo prevé para 2014.

El sector agrícola cree que peligra el 10% del empleo que genera el tomate
"Nos han puesto la puntilla", lamenta el presidente de Asaja Almería

Más allá del varapalo que ha supuesto la liberalización de los intercambios comerciales con Marruecos, el descontento de los productores, que vaticinan que el acuerdo hará peligrar el 10% del empleo que genera el sector del tomate, parte de la falta de garantías de que este país respete los cupos y precios estipulados tras años de incumplimientos, afirma el responsable estatal de Frutas y Hortalizas de Coag, Andrés Góngora.

"Hunden los precios", reprocha, antes de explicar que, durante los últimos dos meses, Marruecos exportó el kilo de tomate a 32 céntimos, frente a los 46 estipulados en el acuerdo vigente, todo ello sin hacer frente a los derechos aduaneros que debería abonar al vender este producto muy por debajo del precio fijado.

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Ante el más que dudoso funcionamiento de los controles a las exportaciones marroquíes, las organizaciones agrarias claman por el establecimiento de sistemas de vigilancia realmente eficaces en lugares como Perpignan, adonde llega por vía marítima el excedente de las grandes comercializadoras y la producción desorganizada, que es la que "más daña" a los intereses españoles. El mercado de Saint Charles-Perpignan, que hace nueve años estaba abocado a la desaparición, se ha convertido en uno de los principales mercados de frutas y hortalizas de la UE gracias al tomate marroquí que llega a través de exportadores europeos y de productores comunitarios que cultivan en Marruecos, país con menos requisitos ambientales y con salarios hasta 15 veces inferiores a los españoles.

Los Gobiernos de Francia y España "tienen mucha culpa" de que esta zona del sureste galo se haya convertido en una suerte de coladero de tomate marroquí, reflexiona Góngora, quien cree que la poca presión que ejercen en este sentido las autoridades españolas responde a su concepción del comercio como mero instrumento para la diplomacia.

Después de que el 17 de diciembre la UE y Marruecos dieran carpetazo a cuatro años de negociaciones con la firma del acta del nuevo protocolo, que está pendiente de ser ratificado por Rabat, los 27 países miembro y el Parlamento europeo, el sector ha fijado su mirada en el Gobierno y en la "oportunidad de oro" que se abre con la presidencia de turno de la UE para que éste defienda con mayor firmeza a los agricultores.

La capacidad del Ejecutivo para forzar que el acuerdo incorpore una cláusula de control de las exportaciones y su disposición a vetar el texto si éste no atiende al refuerzo de los sistemas de vigilancia que reclama el sector, serán los elementos que marquen la diferencia entre un semestre de tregua o uno en pie de guerra. "Vamos a darle un margen al Gobierno", concede Góngora, quien advierte de que las movilizaciones volverán al calendario si el Ejecutivo falla al sector agrario.

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