Inversores: abróchense el cinturón
Los expertos prevén que la volatilidad sea la nota dominante en los mercados durante 2010
Peligro sordo. Esta expresión taurina se utiliza cuando en los primeros tercios el toro da muestras de nobleza. El matador se confía e inicia en los medios la faena de muleta con la mente puesta ya en la puerta grande. El animal, de repente, cambia su actitud y desarrolla fiereza y malas intenciones. El maestro, en el mejor de los casos, debe renunciar al triunfo que saboreaba ufano; en el peor, acaba en la enfermería. En determinados momentos los mercados financieros también pueden esconder ese peligro sordo e incluso dar un buen revolcón (en la cuenta corriente) al inversor. Los expertos avisan: cuidado con 2010. Sobre el papel, las condiciones son mucho más favorables que hace unos meses (la recuperación mundial está en marcha y los mercados de crédito avanzan hacia su normalización). Sin embargo, existen aún muchas incertidumbres y puntos débiles. Cualquier contratiempo puede cortocircuitar la reactivación económica y con ello obligar a replantearse las estrategias de inversión. Ahí están sin ir más lejos los sustos de Dubai y Grecia. Conviene, por tanto, tener un plan B.
La Bolsa es el activo más atractivo, sobre todo para el primer semestre del año
Los analistas ven riesgos en la deuda pública y prefieren la renta fija privada
Hoy por hoy existe unanimidad entre los analistas: la renta variable se presenta como la mejor opción de inversión el año que viene. La ausencia de alternativas favorece a la Bolsa. Los activos sin riesgo apenas ofrecen remuneración (la rentabilidad de las Letras del Tesoro a un año, por ejemplo, se sitúa en el 0,6%), la deuda pública a medio y largo plazo tiene una baja remuneración y, además, cuenta con el riesgo de subidas en los tipos de interés oficiales, la deuda corporativa ha agotado en parte su potencial tras un magnífico 2009 para los bonos empresariales y en el mercado inmobiliario parece que el ajuste todavía no se ha completado.
Pero el atractivo de la renta variable no viene sólo por la debilidad de los activos competidores, sino que la inversión en Bolsa también tiene fortalezas propias como es una valoración que, aunque no está tan barata como a comienzos de 2009, tampoco se puede decir que esté cara, y una más que aceptable retribución al accionista. En el caso de la Bolsa española, por ejemplo, el PER [ratio que relaciona el valor en Bolsa con los beneficios] era de 12,2 veces al cierre de noviembre pasado, frente a un promedio de 14,8 veces en los últimos 30 años. Por su parte, la rentabilidad media por dividendo del parqué español se acerca al 4,7%.
"Las Bolsas siguen teniendo recorrido debido al buen momento del ciclo económico, la mejora de los beneficios empresariales, la creciente demanda de acciones conforme los bonos se tornen más arriesgados, una política monetaria que permanecerá expansiva aún un tiempo y una baja inflación", argumentan los expertos de Deutsche Bank en su informe de estrategia para 2010.
Bloomberg ha hecho una encuesta entre 10 bancos de inversión acerca del nivel en el que prevén que termine el año el índice S&P 500. La media de los pronósticos sitúa este indicador en 1.223 enteros en diciembre de 2010, lo que supone un potencial del 11,79% con respecto a su cotización actual. En el caso del mercado español, Negocios ha solicitado a 12 sociedades de Bolsa una proyección similar para el Ibex 35. La proyección media de los analistas sitúa el índice en 13.365 puntos al finalizar el próximo ejercicio, cota que se sitúa un 14,77% por encima del nivel actual del selectivo.
Ahora bien, si los analistas coinciden en señalar la renta variable como la mejor opción -lo que no quiere decir ni mucho menos que deba ser el único activo en una cartera, sino que su peso en ésta debe encajar con el perfil de riesgo y el horizonte temporal de cada inversor-, también hay bastante unanimidad en advertir que el mejor momento para la Bolsa se concentrará sobre todo en la primera parte de 2010. Los expertos consideran que los primeros meses del año serán positivos para la renta variable gracias a la elevada liquidez que hay en el sistema, pero más adelante las Bolsas podrían experimentar una corrección. "Históricamente, después de una recuperación económica suele haber una recaída tras la retirada de las políticas de estímulo y la subida de los tipos de interés", afirma Ignacio Cantos, director de renta variable de Atlas Capital.
En un año donde los mercados parece que pueden ir de más a menos, las casas de Bolsa se decantan por una gestión muy activa, rotando las carteras de inversión (ver las estrategias recomendadas en las páginas 6 y 7) desde apuestas con un corte más cíclico (consumo, industriales o materias primas) hasta valores de carácter más defensivo (telecomunicaciones, eléctricas o farmacia). "Esperamos un buen comportamiento de las compañías más cíclicas a corto plazo, si bien la perspectiva de una progresiva retirada de los estímulos monetarios podría dañar la cotización de las empresas que dependan del gasto público y del ciclo europeo", advierten desde el Banco Sabadell.
En cuanto a la distribución geográfica, éste es un aspecto cada vez más difícil difuso. Las grandes compañías cotizadas en las principales Bolsas son multinacionales con una gran diversificación en la procedencia de sus ingresos. Ahora bien, hecha esta salvedad, parece que sí hay una tendencia a sobreponderar otros mercados en detrimento del español debido a que se espera que la economía doméstica tarde más que otras en decir adiós a la recesión.
En el mercado español, los valores favoritos son precisamente aquellos en cuya facturación pesa más el negocio exterior, principalmente en Latinoamérica, dadas las mejores perspectivas económicas de esta región. "Seguimos apostando por un mejor comportamiento de los mercados estadounidense y europeo frente al doméstico. España es todavía de los pocos países que no han salido de la crisis", argumentan desde Inversis Banco.
Las perspectivas para los activos de renta fija (monetarios, deuda pública y bonos corporativos) no son tan optimistas como la visión que el consenso del mercado tiene para la renta variable. En el caso de los activos monetarios (las letras del Tesoro son quizá el máximo exponente) tienen poco atractivo, con unos tipos de interés en mínimos históricos. Su presencia en las carteras sólo se aconseja como reserva en caso de corrección en las Bolsas y como alternativa a la renta fija de mayor duración. "No estaríamos en monetarios hasta el segundo trimestre en EE UU, como pronto, que es cuando el mercado podría descontar que la Reserva Federal podría empezar a subir el precio del dinero", explican en Banco Sabadell. "Puede ser más una opción por la divisa que por la subida de tipos, pero exclusivamente en EE UU", añaden.
En el caso de la deuda pública, la previsión es que los tipos a largo plazo repunten por la previsible subida de los tipos de interés, las elevadas emisiones de los Tesoros y la menor demanda institucional. Por tanto, la relación rentabilidad-riesgo empezaría a dejar de ser interesante (hay que recordar que el precio del bono se mueve de forma inversa a su tipo de interés) y los expertos aconsejan infraponderar esta clase de activos en las carteras.
UBS, por ejemplo, augura una "pobre" evolución de la deuda pública en 2010. En su informe de estrategia, el banco suizo aconseja "reducir posiciones en bonos de los Gobiernos y evitar los vencimientos más largos". Esta entidad reconoce que estos bonos aún juegan un papel en las carteras de los inversores, "protegiéndolos en escenarios extremos". No obstante, aconseja sustituir parte de este papel por bonos corporativos a medio plazo, e incluso -para aquellos inversores con mayor tolerancia al riesgo-, por bonos de alta rentabilidad.
La deuda corporativa ha sido uno de los activos más demandados en 2009, permitiendo a las compañías compensar las restricciones de liquidez a las que se enfrentaron a finales del pasado año. El volumen de emisión de bonos en Europa alcanzó a finales de noviembre 278.000 millones de euros, el doble que en todo 2008. Los analistas consideran que este activo todavía tiene recorrido el próximo ejercicio, pero advierten de que habrá que ser mucho más selectivos a la hora de escoger el tipo de emisor ya que los diferenciales se están estrechando con las rentabilidades que ofrecen los gobiernos.
Otro de los activos estrella en 2009 han sido las materias primas, lo cual no ha dejado de causar perplejidad, ya que en un entorno de recesión mundial, la teoría académica sugiere que los precios de las commodities deberían caer. El petróleo sube un 60%; el oro, un 26%; el platino, un 56%, el cobre duplica su precio en lo que va de año... "Hay una serie de factores que explican esta subida y que se mantendrán en los próximos meses", explican los analistas de la gestora Threadneedle. "Las autoridades monetarias se han embarcado en un proceso de pedir al vecino en el cual la emisión de dinero y la consecuente devaluación de las monedas locales han sido los principales instrumentos para revitalizar las economías. Mientras que las divisas que se han considerado tradicionalmente refugio seguro se debilitaban casi al mismo tiempo, los inversores han buscado otras alternativas".
En su Global Outlook 2010, Barclays reconoce que el rebote de las materias primas en general "está próximo a llegar a su madurez", aunque advierte de que todavía hay potencial en algunas commodities. Los analistas del banco británico recomiendan invertir en petróleo, cobre y níquel, "los mayores beneficiaros de una recuperación en las economías de la OCDE". También aconsejan apostar por el maíz y el azúcar debido a la creciente demanda de los biocarburantes. Sin embargo, aconsejan reducir posiciones en el mercado de plata, ya que este material precioso es al que más le afectaría un escenario para el dólar de mayor estabilidad.
El año 2010 parece que no podrá asegurar rentabilidad a los inversores. A cambio, promete bastante volatilidad. Quizá no venga mal en este contexto recordar una de las recomendaciones del mítico gestor de Fidelity Peter Lynch en su libro Un paso por delante de la Bolsa: "Todo el mundo tiene el cerebro suficiente para ganar dinero en el mercado, pero no todo el mundo tiene el suficiente estómago. Si es de los que son susceptibles de vender toda su cartera en momentos de pánico, mejor que se quede al margen".
Atentos a los bancos centrales
Las decisiones que tomen los bancos centrales el próximo año serán la clave para ajustar el tempo a seguir en las estrategias de inversión. La atención del mercado no se centrará tanto en cuándo y con qué intensidad se subirá el precio oficial del dinero (no se espera que los primeros movimientos se produzcan antes del primer semestre en EE UU, mientras que para Europa se prevé que la primera revisión llegue después del verano) sino en las decisiones acerca de la retirada de las medidas de liquidez no convencionales -políticas bautizadas como quantitative easing-.
La duda será saber el impacto que las estrategias de salida de bancos centrales y Gobiernos tendrán en la incipiente recuperación económica. ¿La retirada de las ayudas fiscales frustrará el crecimiento del consumo privado? ¿El drenaje de liquidez incrementará las primas de riesgo en los mercados financieros? "Es deseable una ejecución coordinada y progresiva de estas estrategias que no suponga una vuelta atrás en el camino recorrido. No hay que olvidar que la recuperación es todavía débil y que queda por aflorar un importe relevante de activos deteriorados", señalan en Ahorro Corporación. Desde Link Securities coinciden en este diagnóstico: "El consumo privado y la inversión empresarial deberán coger el relevo de la incitativa pública, ya que los distintos Gobiernos irán retirando los estímulos fiscales, forzados por sus elevados déficits públicos. Igualmente los bancos centrales comenzarán a subir los tipos por miedo a un repunte en los precios". -
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