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Reportaje:

Unidas por sus derechos al volante

Unas malagueñas crean la primera asociación de mujeres conductoras

Mónica Cabello es feliz como taxista, profesión a la que llegó hace siete años contagiada por su marido, también taxista. Pero lo que no entiende esta mujer de 33 años es que "en pleno siglo XXI" su condición de mujer suponga, en ocasiones, un lastre para el ejercicio de su profesión. "Al principio hubo clientes que se bajaban y corrían la cola para montarse con un hombre", recuerda entre risas.

"Fui la cuarta o quinta mujer en Málaga en sacarse su propia licencia. Chocaba mi carácter extrovertido, mi forma de hablar, mi vestimenta... Lo pasé mal al principio, tanto que a los siete meses pensé en dejarlo, aunque aguanté porque así me lo pidió el presidente de la Asociación de Taxistas Asalariados de Málaga, Arturo Kindelar, que ha sido y es un gran apoyo junto a mi marido, Juan Francisco", afirma.

Cabello ha sido multada dos veces por no vestir de forma "correcta"
"He recurrido las multas pero no han sido estimadas, pagaré 640 euros"

Un aspecto, el de cómo viste, que le ha reportado otro triste capítulo: Cabello ha sido multada dos veces por el mismo agente de la Policía Local por, según su criterio, incumplir el Artículo 41bis que obliga a los taxistas a cumplir una serie de requisitos en la vestimenta como "prestar el servicio aseados y correctamente vestidos y calzados, debiendo llevar prenda superior con mangas, cortas o largas, y como prenda inferior pantalón largo o falda".

"En agosto de 2008, en la parada del aeropuerto de Málaga, ese agente me sacó de la cola de la parada. Me pidió la documentación, que estaba en regla... Y me multó por ir vestida de forma inadecuada. Llevaba una falda por debajo de la rodilla, una camiseta a la sisa y zapatos de medio tacón", recuerda indignada. Resultado: 320 euros de multa, que Cabello recurrió. "Pero no queda ahí. El pasado mes de octubre, también en el aeropuerto, el mismo agente repitió la escena. Me pidió los papeles, revisó el taxímetro y al final me dijo que no iba correctamente vestida. ¡Hasta me mandó a casa a cambiarme de ropa!", añade. "Iba bien, con una falda un poco por encima de la rodilla, una camisa a la sisa y bien aseada... Se lio gorda, porque mis compañeros salieron en mi defensa, hasta que otro agente medió y me devolvió los papeles". Resultado: otros 320 euros de multa.

"Recurrí las multas, pero este pasado martes me llegó la notificación de que no habían estimado mis alegaciones y tendré que pagar los 640 euros", cuenta indignada por la falta de apoyo mostrada por el Instituto Municipal del Taxi.

Harta de estas situaciones, Cabello pensó que otras conductoras profesionales habrían pasado malos ratos, "así que empecé a crear una asociación para defender nuestros derechos y para que la voz de la profesional del transporte se oiga y se tenga en cuenta", explica.

Apoyada por el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), que la asesora en temas jurídicos, y otros colegas de profesión, Mónica Cabello y sus compañeras taxistas Patricia Molina y Concha García andan ya inmersas en la constitución de la Asociación de Mujeres Conductoras Profesionales María Zambrano, que verá la luz a comienzos de 2010. Cabello espera que tanto la treintena de mujeres taxistas que trabaja en la capital como otras conductoras profesionales se asocien. "Es algo pionero en España. Queremos que la asociación esté abierta a mujeres de todo el país para que puedan defender sus derechos como mujer y como trabajadoras", avanza.

"La idea nos pareció muy acertada. Las mujeres conductoras profesionales encuentran aún demasiados problemas en su trabajo sólo por ser mujeres y porque eran sectores muy masculinizados. Nos parece muy buena iniciativa y por eso le damos asesoramiento para que constituyan la asociación", afirma Pilar Oriente, coordinadora del IAM en Málaga.

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