Sidra seductora
Un museo, una fiesta, restaurantes y paisajes para empaparse de una bebida única
No sé muy bien qué tiene este rincón norteño: algo de fragante y mágico, suave y vegetal, cálido y brumoso. Ésta es la tierra madre y virgen que está en el subconsciente de todos. Asturias. Y no sería lo mismo sin una bebida que tiene allí cuna y gloria: la sidra. Ir de culines por la Comarca de la Sidra (www.lacomarcadelasidra.com) y más allá es una invitación única.
Oviedo
Empecemos por Oviedo (984 08 60 60; www.oviedo.es), capital del Principado de Asturias. Vetusta ciudad, desde luego. "Vetusta" la llama Leopoldo Alas en su novela La Regenta. El mismo Leopoldo Alas que definía a la catedral como un "poema de piedra". Un poema que preside el urbanismo familiar de la calle de Uría, la plaza Mayor, Cimadevilla, y los monumentos que la adornan. Y en Oviedo la sidra tiene calle, La Gascona, lugar tan concurrido como variopinto.
Nava
Y ahora, hacia las pumaradas de Sariego, por ejemplo El Rebollar, la finca más grande de manzana de sidra, con sus árboles cargados de manzanas tardías venciendo las rugosas ramas. Y luego, Nava, capital sidrera en competencia amistosa con Villaviciosa, con visita al palacio de la Cogolla. Allí acercarse al Museo de la Sidra (plaza del Príncipe de Asturias, s/n; 985 71 74 22; www.museodelasidra.com; 3,50 euros) para gozar e instruirse con sus visitas interactivas, un sistema expositivo envolvente que muestra el ciclo de la sidra, de la polinización al consumo. En Nava se consagran los mejores escanciadores de sidra gracias a su concurso internacional, dentro del Festival de la Sidra (en julio).
Villaviciosa
Y ahora, hacia el mar. Nada que ver con el ajetreo minero, con los afanes agrícolas o con la actividad industrial. Éste es territorio privilegiado de turismo. Pesca, yodo, sal y sidra. Y playas cambiantes, que con las mareas crecen y menguan, se visten y se desnudan. Pero al mar llegamos por tierra. El cordón umbilical de la ría une Villaviciosa (www.villaviciosa.es) con el mar, la capital de la Comarca de la Sidra. Aquí se fundó, en 1882, El Gaitero (www.gaitero.com), una visita imprescindible. Pero también está Cortina (www.sidracortina.com), con instalaciones enológicas de vanguardia, y su apuesta por las sidras de mesa.
Tazones
Y ya que estamos cerca, vayamos a Tazones, pequeño enclave pesquero, sin ayuntamiento ni botica, pero con buenos restaurantes marisqueros, que presume de haber sido el puerto de desembarco de Carlos I, venido desde Flandes para hacerse con los mandos. Aquí, cuando las hay, se pueden degustar las mejores andaricas y centollos de la zona; o deleitarse con el esplendido pixin (rape) servido con insuperables patatas fritas en El Rompeolas (985 89 70 13; Barrio de San Roque, 21).
Gijón
Y para acabar, Gijón (www.gijon.info). Limpia, portuaria y residencial. Tiene playa importante, puerto e industria, y también barrios muy viejos, como Cimadevilla, donde corre la sidra junto al trago largo nocturno. Gijón anda siempre echándole el pulso a Oviedo, también en cuestión de chigres y consumo de sidra. Si aprieta el apetito, o la gula puestos a ello, nada mejor que La Zamorana (985 38 06 32; Hermanos Felgueroso, 38), de los pocos que tienen una sidra difícil de encontrar, Tareco, imprescindible compañía para los mejores pescados y mariscos de la cornisa cantábrica.
En la cocina
La sidra no sólo sirve para beber. Desde siempre se ha guisado con ella, particularmente pescados. Incluso hay postres elaborados con ella, como sorbete de sidra o helado a la sidra con fresas de Candamo al aguardiente que ofrece Casa Conrado (Argüelles, 1; Oviedo; 985 22 39 19). Sofisticados son los platos de Casa Gerardo (Prendes; 985 88 77 97), como la ensalada de bogavante con vinagre de sidra y el bizcocho borracho con sidra dulce, mientras que Casa Víctor (Carmen, 11; Gijón; 985 35 00 93) ofrece un solomillo al orujo de sidra.
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