Chile, listo para crecer de nuevo
El país suramericano sortea la crisis con los ahorros de los años de 'vacas gordas'
El reinicio de la construcción del edificio Costanera Center, en Santiago, una torre de 70 pisos que se erguirá como la más alta de Suramérica, es apreciado por las autoridades y el mercado como un símbolo del fin de la recesión que ocasionó en Chile la crisis mundial. El grupo empresarial Cencosud, que encabeza este complejo inmobiliario de 600 millones de dólares (400 millones de euros), invitó a la presidenta Michelle Bachelet a un brindis para celebrar la reanudación de las obras.
Las cifras ratifican esta percepción de que la economía chilena ha comenzado a reactivarse, dejando atrás un 2009 recesivo en que el PIB se contraerá un -1,8%, según el último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
El nuevo presidente deberá afrontar la modernización de la economía
La buena gestión económica elevó la popularidad de Bachelet al 80%
Las proyecciones son optimistas y coinciden en que el temporal se acabará abriendo paso al buen clima. Una encuesta del banco central a un grupo de académicos, consultores de empresas, ejecutivos y asesores de instituciones financieras, conocida este jueves, arrojó una estimación promedio de crecimiento del PIB del 4,5% para 2010. El estudio de la CEPAL proyecta una cifra similar, mientras el Gobierno apuesta por un crecimiento de 5%, también en 2011, con la economía navegando a toda vela.
Chile ha capeado el temporal con una receta sencilla pero eficaz, aunque políticamente compleja de aplicar: una combinación de política fiscal contracíclica, dirigida por Hacienda, con una política monetaria expansiva, capitaneada por el Banco Central, ha sido clave para reducir el impacto social negativo de la recesión.
"Gracias a las capacidades creadas en años anteriores, que permitieron la aplicación de políticas contracíclicas, fue posible contrarrestar las turbulencias externas", sostiene el balance preliminar de las economías de la región que realiza la CEPAL. El precio del cobre -principal producto de exportación chileno- estuvo elevado, al igual que el de otras materias primas, en los años previos a la crisis. Durante ese periodo de vacas gordas, el ministro de Hacienda, Andrés Velasco, ahorró los recursos extras recaudados por las arcas fiscales. Aplicar la receta de ahorrar en las bonanzas para gastar en las penurias le significó a Velasco recibir críticas de la coalición gobernante, la Concertación, por no usar los recursos en planes sociales, y de la derecha, por falta de imaginación.
El turno del ministro de Hacienda fue cuando comenzó la crisis en EE UU. Entonces empezó a aplicar una receta contracíclica. Chile pasó de tener un superávit fiscal a un déficit que la CEPAL estima en un equivalente al 3,6% del PIB para 2009. Chequera en mano, el Gobierno apoyó programas de empleo e inversión pública, entregó créditos a las pequeñas y medianas empresas y bonos para los pobres y los pensionistas.
Entretanto, para apoyar el impulso contracíclico y generar liquidez en el mercado, el Banco Central redujo la tasa de interés al 0,5%, récord mínimo histórico. Con la inflación bajo control, existía margen para una política monetaria reactivadora.
Las medidas adoptadas permitieron aminorar el impacto social de la crisis, convirtieron a Velasco en el ministro más popular del Gabinete y elevaron en los sondeos al 80% la valoración positiva de Bachelet, el más alto registro en la historia. El desempleo llegó al 10,8% en el pico de la crisis, pero ya ha retrocedido a 9,7% y en el verano que se aproxima en el hemisferio sur seguirá cayendo por el impacto estacional de empleos en la agricultura.
Si bien la economía aprobará con distinción el examen de la crisis, los desafíos para el futuro siguen presentes. Su resolución dependerá de quien resulte electo sucesor de Bachelet en las elecciones de hoy, en las que el conservador Sebastián Piñera y el oficialista Eduardo Frei son los favoritos.
Existe consenso en que uno de los problemas críticos de la economía es el de la energía, que incluso puede transformarse en un cuello de botella que frene el crecimiento. Los proyectos hidroeléctricos, en los que Chile tiene ventajas comparativas por sus ríos torrentosos que bajan de la cordillera andina al océano Pacífico, reciben duras críticas de los ecologistas, y se espera que el próximo Gobierno decida si toma o no el camino de la energía nuclear. En la incertidumbre, prosperan las centrales de carbón.
Al igual que otros países de la región, el modelo exportador que ha adoptado Chile en las últimas décadas se enfrenta a la necesidad de pasar a una etapa de mayor elaboración de las materias primas. También aquí hay consenso entre los especialistas: es necesario mejorar la calidad de la educación y más inversión en ciencia y tecnología. Los diagnósticos coinciden en torno a que otro problema urgente es el de la mala distribución del ingreso: los cuatro gobiernos de la Concertación han logrado reducir la pobreza del 38% al 13% en 20 años, aunque subsisten las diferencias de renta entre ricos y pobres.
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