El marcador hace justicia al Tenerife
Los goles de Ricardo y Nino reflejan la superioridad del conjunto canario sobre el Sporting
El fútbol acabó siendo justo con el Tenerife, que hizo más que el Sporting para quedarse con los tres puntos. Tuvo las mejores ocasiones, clarísimas, al principio y al final y acabó ganando con dos goles en los que tuvo mucho que ver la fortuna, en el primero, y el instinto de Nino, en el definitivo. Ante eso, ni siquiera un Sporting en racha encontró respuesta.
A los tres minutos el Sporting ya tenía el partido donde quería: con un gol de ventaja para sacar todo el rendimiento posible al juego que mejor se le da, el del contragolpe. En 30 segundos, el Heliodoro vivió un carrusel de emociones, ya que en la jugada anterior al 0-1 Sicilia mandó un cabezazo al larguero, posteriormente salvado por Juan Pablo y Lora bajo los palos. Los jugadores y la afición tinerfeña reclamaron en vano que el balón había traspasado la raya.
TENERIFE 2 - SPORTING 1
Tenerife: Aragoneses; Juanlu, Manolo Martínez, Sicilia, Héctor (Aitor Núñez, m. 82); Ricardo, Mikel Alonso; Kome (Ángel, m. 64), Alfaro, Omar (Ayoze, m. 76); y Nino. No utilizados: Luis García; Román Martínez, Richi y Dinei.
Sporting: Juan Pablo; Lora, Botía, Gregory, Canella; Rivera, Míchel; Luis Morán (Maldonado, m. 76), De las Cuevas (Carmelo, m. 35), Diego Castro; y Bilic (Barral, m. 50). No utilizados: Raúl; Sastre, Gerard y Matabuena.
Goles: 0-1. M. 3. Diego Castro. 1-1. M. 54. Botía, en propia puerta. 2-1. M. 66. Nino.
Árbitro: González. Expulsó (m. 20) a José Luis Oltra, entrenador del Tenerife. Amonestó a Juanlu, Botía, Carmelo y Gregory.
Unos 19.000 espectadores en el estadio Heliodoro Rodríguez.
Esta primera jugada y alguna más desquiciaron al habitualmente flemático Oltra. El técnico tinerfeño tenía motivos para la frustración, aunque el árbitro no fuese el culpable. Quizá se lamentaba por la escasa efectividad de su equipo, que no traducía en números su fútbol pulcro, de ataque, sin trampa ni cartón. Eficacia.
Poco a poco, este Sporting mejor armado defensivamente, más maduro que el año pasado, fue controlando la situación. Pero, cuando creía que lo tenía todo atado y bien atado, al comienzo del segundo tiempo, se le vino el mundo encima. Primero, el Tenerife encontró por fin un guiño de la fortuna y un remate sin importancia de Ricardo se envenenó por el roce en Botía. Poco después, Nino aprovechó un rechace para colar el balón por un hueco imposible, el que quedaba entre la bota de Juan Pablo y el poste. Ahí se acabó la gran racha del Sporting, que había enlazado siete partidos sin perder (cuatro empates y tres derrotas) hasta llevarlo a rondar los puestos europeos. Ganancia para el Tenerife, que sumó en el momento justo, cuando los de abajo empiezan a apretar y el calendario inmediato se endurece.
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