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Tentaciones
Reportaje:MÚSICA

Sufjan Stevens, un culto moderno

Sufjan Stevens ha sido una de las figuras musicales de la década. Un autor de 34 años que un día de 2003 anunció que iba a escribir 50 discos dedicados a los 50 Estados de la Unión. Pero sólo lleva dos. Dos maravillosos trabajos: Come on feel the illinoise, dedicado a Illinois, y Greetings for Michigan, inspirado en su Michigan natal. "Lo de los 50 Estados tuvo mucha publicidad, pero eso no es culpa mía. Si la gente se lo cree, es su problema. Fue una broma".

El tema es que, en boca de cualquier otro, aquello hubiese sonado a chaladura. En la suya era un proyecto que apetecía seguir. Él está en lo más alto de la lista de cosas que molan de la gente que mola, hasta el punto de que el columnista de The New York Times David Brooks le incluía en una pieza sobre padres enrollados: "Esos modernos que obligan a sus hijos a escuchar a Brian Eno, Radiohead o Sufjan Stevens", escribía. Y es que ser seguidor de Stevens supone un reto demasiado atractivo para dejarlo pasar.

"No creo en la excentricidad. No soy un genio, un tipo raro o el portavoz de nadie"

Su último proyecto es una acción multidisciplinar dedicada a la Brooklyn Queens Expressway (BQE), que da nombre al disco. Una vía rápida que une esos dos distritos de Nueva York. Para muchos es una de las peores aberraciones urbanísticas acometidas en la ciudad. "Quizá sea la construcción más fea y socialmente más nociva que haya existido en EE UU. Es tan horrible que no puedes más que amarla", confirma.

Terminada en 1965, entre las consecuencias de la BQE se encuentra que desindustrializó el barrio de Red Hook en Brooklyn. Hasta tal punto que en los noventa, el que fuera hogar de HP Lovecraft y una de las perlas de la ciudad, se había convertido en la capital del crack. Hoy, la gentrificación de la ciudad sólo le ha dado un enorme Ikea, al que se accede desde Manhattan vía ferry. "¿De verdad que Lovecraft vivió en Red Hook? Buf, el tipo era un poco... hijo de puta, ¿no?", comenta como fin a una larga exposición.

Cuando en 2007 la Brooklyn Academy of Music le pidió una pieza dedicada a Nueva York para interpretar en el festival Next Wave, Stevens decidió crear una suite de 30 minutos "inspirada en lo que haría Strauss si hubiera crecido con las películas de Spike Lee". La pieza acompaña a un cortometraje que sería "como si Debussy hubiese crecido en mi barrio de Detroit". El toque final lo da un cómic de 40 páginas, escrito por él y protagonizado por heroínas románticas luchando contra "la perversa naturaleza de la era industrial". Al principio, The BQE iba a ser sólo la música que se interpretaría ante poco más de 4.000 personas dos noches en Brooklyn. "Pero suponía demasiado trabajo para hacer sólo eso. Quería hacer más. Eso sí, tras dos semanas apostado con una cámara de ocho milímetros en una curva de la maldita autopista, empecé a desear sentir interés por cosas más agradecidas. No sé, las playas brasileñas".

Pensarán: este tío se ha vuelto majara. Y tendrían razón si no fuera porque estamos hablando de un tipo cuyo nombre, de origen persa, significa "viene con una espada". Su hermano mayor, Marzuki, es un popular corredor de maratón. Los nombres son obra de unos padres hippies que les ofrecieron a ambos cambiarlos si no les gustaban, y a ninguno de los hermanos se le ocurrió nada mejor. Él afirma que su propósito en el planeta es "la muerte y la destrucción, pero siempre con buenas críticas". En el único deporte en el que este fan del oboe y el banjo admite poder derrotar a su hermano es en el hula-hop, un pasatiempo al que se aficionó durante la gestación de The BQE y del que afirma ser un maestro. "Puedo incluso utilizarlo con el cuello, me relaja mucho. No creo en la excentricidad. Para nada me considero un genio excéntrico, un tipo raro o el portavoz de nadie ", explica. No se ha vuelto majara. Fue siempre así.

Sí se considera una persona muy espiritual, pero no le gusta hablar de sus canciones desde esa perspectiva. "Se me malinterpreta demasiado y empiezo a pensar que una canción pop no es el mejor lugar para exponer mis creencias". Algunos de sus temas contienen citas del Viejo Testamento o están inspirados en pasajes bíblicos. Años antes, había creado series sobre nombres de planetas o de chicas. De hecho, ha editado una nueva versión de su disco Enjoy the rabbit -su álbum de electrónica sobre los signos chinos del zodiaco-, con nuevos arreglos e interpretado por el Osso String Quartet. Ahora se llama Run, rabbitt, run.

Así pues, ¿ahora qué?: "Voy a tratar de editar un disco punk rock progresivo. Siempre he sido fan de Sonic Youth y creo que ya estoy preparado para editar mis canciones de rock agresivo, aunque, si tengo que hacer caso al público [Sufjan ha interpretado alguna de ellas en su reciente gira norteamericana], mejor arranco un proyecto sobre el túnel de Nueva Jersey".

The BQE y Run, rabbit, run están distribuidos en España por PopStock!

Sufjan Stevens, el cantautor raro, se ajusta la corbata
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