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Morir por miedo a ser expulsado

Un argelino se ahoga el la Ría de Bilbao al huir de la policía

El pasado domingo, el cuerpo del joven Abdelkáder H. fue enterrado en Orán (Argelia). Abdelkáder, a quien todo el mundo conocía como Kadero, encontró la muerte en la Ría de Bilbao dos semanas antes, cuando huía de varios agentes de la Ertzaintza que le tomaron por un atracador. Aterrorizado, saltó al agua y se ahogó. Carecía de antecedentes penales, llevaba poco más de un mes en Bilbao y tenía 19 años. Era un inmigrante sin papeles.

La corta vida de Kadero en España comenzó en algún punto de la costa andaluza, donde arribó en octubre a bordo de una patera, según relató nada más llegar a unos amigos de su familia que residen en Bilbao. "Sus padres estaban muy enfadados con él porque se vino sin avisar y, realmente, no tenía tanta necesidad", explica Iris, la madre de la familia vasco-argelina que echó un cable a Kadero sus primeros días en la capital vizcaína.

Aunque no se hallaban en una situación "desesperada", eran varios hermanos y ni el padre, aquejado de una enfermedad cardiaca, ni la madre, al cargo de la casa, tenían un empleo. Ya en Bilbao, Kadero se encontró con que no podía acceder a un trabajo por su situación de irregularidad. Pasaba el día en un centro de inmigrantes donde estudiaba castellano. Por las noches, dormía en casas de amigos y, a veces, en la calle.

Actitud sospechosa

Todo se torció la madrugada del pasado día 6. La policía había sido alertada de un robo en la Gran Vía y se puso a la búsqueda de los autores del delito. Aunque en un principio la Ertzaintza aseguró que el joven era uno de los atracadores, fuentes policiales reconocieron más tarde que Kadero no era el ladrón que buscaban y que, sencillamente, su actitud les pareció sospechosa. Kadero huyó y, cuando se vio acorralado, se tiró a la ría, cerca del Palacio Euskalduna.

Los agentes le vieron nadar unos cinco metros y luego se hundió, quizá por el peso de la ropa, ya que iba muy abrigado. La actitud de Kadero, sospechosa para la policía, se explica por el pánico a una orden de expulsión. "Están aterrorizados por la idea de ser devueltos a sus países", señaló un miembro de una ONG que trabaja con inmigrantes.

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Un particular localizó el cadáver a los diez días y a sólo 50 metros de donde desapareció. Fatiha, una tía de Kadero que es médico en París, se hizo cargo de la repatriación.

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