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Columna
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Una fusión vertebradora

Independientemente de la situación personal del señor Camps, necesitado de alguna iniciativa política, la crisis del sistema financiero, la situación creada en las propias cajas por sus inversiones en el sector inmobiliario y las reiteradas exigencias del Banco de España, nos llevan a tener que abordar el tema de la fusión entre CAM y Bancaja. Es cierto que plantear la fusión en estos momentos, y más con el intervencionismo y la forma en que lo están haciendo Camps y su partido, a priori parece generar más problemas que soluciones. El rechazo desde Alicante a esta fusión está justificado: las cajas comparten mercado, se generaría destrucción de empleo y el centro de decisiones se alejaría de nuestros sectores productivos. A esto hay que unir la realidad de una política de concentración en Valencia de poder político y económico impulsada por el actual Consell.

Una decisión así necesita un camino de pasos cortos y seguros y de una política de Estado y no de partido

Otras opciones de fusión plantean los mismos problemas o quizás mayores. Las opciones de Caja Murcia, con quien CAM también comparte mercado y Caja Madrid, de cuyo espectáculo debemos huir, no parecen opciones viables. La fusión con otras cajas menores, también contaminadas por el sector inmobiliario, no mejorarían la situación.

También está la opción de no hacer nada. Creo que esta opción lo que supondría es un descuelgue de las dos cajas en un mercado que tiende a evolucionar con concentraciones empresariales. Hay que impulsar la fusión. El planteamiento del impulso me parece que es el único viable. Impulsar no es dar órdenes, no es imponer, no es absorber creyéndote más fuerte, no es imponer consejeros como ha hecho el PP por primera vez en las Cortes, no es practicar el intervencionismo más burdo como correa de transmisión de los problemas de tu partido. Impulsar es intentar crear las condiciones de acercamiento necesarias para abordar el futuro entre los sectores empresariales, los sindicatos, los partidos políticos y entre todos los sectores sociales que son los que pueden vertebrar este País.

La vertebración sólo se consigue con equilibrio y por eso de Alicante no puede salir nada y sí, en cambio, ha de recibir. La decisión del consejo de la CAM, manifestando que su sede no puede salir de Alicante, me parece acertada y lo considero un buen punto de partida para el futuro, que por otra parte se ha de abordar con una posición entre iguales y no con la idea de la absorción de una caja sobre otra.

Pero impulsar la fusión no puede hacerse sin el acuerdo sindical. La imagen de oficinas cerradas y de miles trabajadores despedidos por una decisión de este tipo haría inviable la fusión. Existe margen para la negociación y el coste social ha de amortizarse a largo plazo. Los trabajadores no pueden ser los paganos de las ruinosas inversiones que las cajas han realizado en el sector inmobiliario.

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La fusión de la CAM y Bancaja sería, probablemente, la decisión más importante que tomaría la sociedad valenciana en mucho tiempo, sus consecuencias para nuestra economía y para nuestro futuro serían trascendentales. Una decisión de este tipo necesita un camino de pasos cortos y seguros y de una política de Estado y no de partido. Cuando decimos esto queremos decir que se ha de implicar a toda la sociedad en esta decisión ya que sólo así se podrá conseguir tener una fuerte entidad financiera valenciana.

Jesús Ruiz Morcillo es consejero general de la CAM en representación del grupo parlamentario de Compromís.

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