Dos viejos amigos, el peor enemigo
Mourinho se muestra desafiante y Eto'o dice que no necesitaba tener sintonía con Guardiola
Eto'o y José Mourinho se pasaron ayer el día en Barcelona repartiendo abrazos. Se sienten en casa. Por la mañana, el delantero recibió visitas en el hotel y Mou se acercó a Sitges a saludar a quienes él llama su "familia catalana". Por la tarde, en las entrañas del Camp Nou, siguieron repartiendo abrazos, felices de volver al lugar donde pasaron muchos años. Mourinho es la cuarta vez que visita el Camp Nou y la primera que mostró buena cara, interpretando un papel de viejo amigo que ensució en sus anteriores visitas con el Chelsea. A estas alturas, resulta complicado saber cuál es su verdadera cara por mucho que suene creíble al decir: "Saldremos a por el partido, pero las cosas luego van como van y a lo mejor, en el minuto 70, con 1-1, no me conviene ir a por el partido". Mourinho resulta poco creíble incluso para Pep Guardiola: "El Inter es un equipazo y cuenta con el entrenador que más prestigio tiene en la actualidad, pero a veces dice cosas ciertas y otras que no lo son tanto".
"Gestionamos mejor la pelota. Jugamos cada vez más según quiero", dice el técnico
El ariete camerunés afirma que si marca en el Camp Nou no lo celebrará
La estrategia de Eto'o no es muy distinta de la de su entrenador y últimamente lanza mensajes carentes de cualquier rencor. Aunque desliza frases como la que pronunció en TVE en referencia a una de las explicaciones dadas a su descarte en el Barça: "Yo no soy una mujer, no soy Penélope Cruz. Guardiola no necesitaba tener feeling conmigo". El ariete avisa de que no piensa celebrar un gol en el Camp Nou, dando por seguro que lo va a meter.
Ni uno ni el otro, ni el portugués ni el camerunés, se pasaron por el vestuario azulgrana, aunque se dejaron encontrar en los pasillos. Y es que, por mucho que se disfracen de viejos amigos, hoy son el peor enemigo del Barcelona, faltaría más. Mourinho, que maneja la escena como le conviene y lee el papel según las necesidades que le reclama el partido, ofreció su versión más suave desde que volvió al Camp Nou en febrero de 2005. En cada encuentro ha cambiado su careta, tensando o relajando la relación según su conveniencia. "No me olvido de la deuda que tengo con el Barça, pero me dedico en todo lo que puedo a mi equipo, antes el Chelsea, ahora el Inter y en el futuro donde esté. Siempre que vuelva lo haré con los mismos sentimientos porque estoy orgulloso de haber trabajado en este grandísimo club", afirmó.
Convertido definitivamente en personaje, le puso hasta humor: "¿No tenía que ser un paseo para el Barça y el Inter?", se preguntó. "Pep y yo sabíamos que el Rubin y el Dinamo no estaban de turismo. Ya veis qué tranquilidad tenemos ahora", dijo consciente de que el Barcelona se la juega. Sólo por un momento el mensaje de Mourinho sonó desafiante: "El mundo del fútbol quiere que pase el Barça. Así que no tendrá miedo. No puede tenerlo porque es elogiado por todos. Ha sido el mejor los últimos 15 meses y todo el mundo quiere que siga jugando la Champions".
Mourinho volvió a ser un portento de humildad al comparar a su equipo con el Barcelona: "No hay punto de encuentro. No somos dos equipos comparables. El Barça tiene una cultura de juego que no cambia y nosotros buscamos una identidad que nos haga competitivos en Europa. Ahora gestionamos mejor la pelota, la intensidad. Jugamos cada vez más según quiero que juguemos, pero todavía no del todo".
Aseguró que le preocupa poco si juega Messi: "Si lo hace, jugará Chivu; si juega Iniesta, jugará Chivu, y si no juega ninguno de los dos, jugará Chivu". Luego, se sentó a ver el entrenamiento del Barcelona en la grada del Camp Nou y tomó notas de los rondos como si estuviera en clase. Resulta curioso: hace cuatro años, cuando Guardiola acababa de dejar el fútbol, le envió un correo electrónico al entonces entrenador del Chelsea pidiéndole que le abriera las puertas de los entrenamientos de su equipo.
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