"Valencia es más moderna que sus gobernantes actuales"

Carmen Alborch, concejal, senadora y ex ministra socialista, presentó ayer en el Teatro Talía su último libro La ciudad y la vida, rodeada de afectos y complicidades. A su vera, el escritor Juan José Millás y decenas de amigos. "Es un collage, con retazos de poemas, citas, artículos periodísticos, descripciones del paisaje urbano y vivencias propias y ajenas", resume la autora.

Esta política tan sui géneris, en palabras de un editor, repasa los hitos vitales sucedidos en Valencia, desde su etapa de decana de la Facultad de Derecho hasta la de directora del Institut Valencià d'Art Modern (IVAM). Pero también los acontecidos fuera, por ejemplo cuando el entonces presidente Felipe González la nombró ministra de Cultura.

"No es un libro contra nadie", sostiene la concejal de Valencia

No es un libro en contra de nadie ni de nada, sostiene Alborch. En la introducción, la autora hace toda una declaración de principios cuando dice que es "un libro prudente, escrito teniendo presente que el buen humor alarga la vida y se expande". ¿Qué cosas se ha guardado? "¡Huy! muchísimas", responde a carcajada limpia. Se ha callado las críticas personales, las críticas políticas, incluso las autocríticas. Y ha dejado lo esencial. "[Los valencianos] tenemos mucha energía, pero nos hace falta un proyecto común".

El libro homenajea, rescata y pone en valor esas partes de la historia de Valencia que se han ocultado y silenciado durante años por los gobiernos del PP. "Lerner dice que cada ciudad debería decir lo que quiere ser y a mí me gustaría que más gente se sintiera identificada con el proyecto. Que no se dieran esas dualidades que hay en Valencia", opina.

Alborch reivindica una ciudad más sostenible e igualitaria. Y le falta liderazgo: "Lo compruebo cada día", añade. Sólo así se explica que una capital con las universidades que tiene no mantenga un diálogo constructivo y fructífero con ellas. "Valencia es más moderna que sus gobernantes actuales", afirma rotunda. Hay espacios en la ciudad abandonados, y cita Ciutat Vella, y gente muy valiosa que está desaprovechada. "Hay que crear los espacios para que toda esa energía se encauce. Elaborar un plan integral para el casco histórico que permita pasear por él sin ver tanta lona verde y sin sobresaltos. Una ciudad más humana", sostiene.

La política le ha brindado muchas oportunidades a Alborch, ha vivido victorias y derrotas. Todavía recuerda el día después de las elecciones municipales de 2007, cuando perdió ante la alcaldesa Rita Barberá. "Fue un momento de encaje muy duro", reconoce ahora. "Por eso es preciso escribir, para reflexionar y recapacitar sobre lo que nos sucede".

¿Dónde se ve en dos o tres años? "Aquí", dice dando esquinazo la portavoz socialista en el Ayuntamiento de Valencia. "No lo sé", añade poco después. "No estoy acostumbrada a proyectar tan a largo. Estoy en buena disposición", dice enigmática.