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Jan Fabre hurga en el consumismo

El creador belga presenta en Teatro Central una sátira sobre la sociedad actual

Margot Molina

"Es una banda de forajidos que baila, canta y actúa como si le fuese la vida en ello". Así presentó ayer Manuel Llanes, coordinador del Teatro Central de Sevilla, a la compañía del polifacético artista belga Jan Fabre que esta noche pondrá en escena Orgía de la tolerancia. El montaje, que podrá verse en el Central hoy y mañana, es uno de los más potentes que ha creado Fabre en los últimos años. La obra, que avisa en su publicidad de que puede herir la sensibilidad del público, es una sátira sobre el éxtasis que le produce el consumo a la sociedad actual en la que Fabre presenta al hombre como "un animal comprador".

Durante 100 minutos, nueve performers -como ellos mismos se definen- muestran la decadencia de la raza humana y, para ello, usan todas las técnicas con las que Fabre ha trabajado a lo largo de su carrera: Danza, música, performance, teatro, vídeo-creación. "Quien no haya visto un espectáculo de Fabre antes, con este puede hacerse una buena idea de su producción", apunta Llanes. La compañía, con sede en Amberes (Bélgica), estuvo en Sevilla por última vez en 1999 con el estreno en España de The fin comes a little bit earlier this siècle. Orgía de la tolerancia, que se estrenó en enero de este año en Nueva York y ha obtenido el Premio del Jurado de la Crítica francesa al mejor espectáculo, ha podido verse antes en Salamanca y ésta es la última vez que se representa en España.

'Orgía de la tolerancia' avisa de que puede herir la sensibilidad

Conocedores de la fama de rompedores que les precede, como a casi todos los espectáculos del eterno enfant terrible, los nueve actores del montaje se defendieron ayer en Sevilla. "No es un espectáculo controvertido. Es como un documental sobre nuestra sociedad. La controversia puede que venga de la comunicación. Utilizamos un lenguaje muy directo con el público y las imágenes son realistas", explicaba ayer la actriz Linda Adami.

"Es un proyecto de madurez. No se trata de una crítica sobre la sociedad, sino de una crítica sobre nosotros mismos en esta sociedad. Nosotros mismos somos parte del trabajo", apuntó Cédric Charron, quien lleva 10 años en la compañía. "En otras producciones el tema era más filosófico, más abstracto; mientras que ahora nos afecta personalmente y es un proceso que ha tenido un punto de partida muy humorístico, en el que estamos involucrados todos", añade Ivana Jozic.

"Trabajar con Jan Fabre es una experiencia tan fuerte, tan estimulante, tan fresca y tan novedosa que siempre estamos dispuestos a darlo todo. Él es muy generoso", asegura Charron. Fabre, que firma el concepto, la dirección, la coreografía y la escenografía del montaje, no ha escatimado en la crudeza de las imágenes y dibuja a un consumidor voraz, que se refugia en su sofá para aislarse del mundo y entregarse a los placeres onanistas y para, al fin, mostrarse tan xenófobo como en realidad es. Fabre, que además de a las artes escénicas es artista plástico que gusta de epatar con sus escarabajos iridiscentes, le rinde homenaje a Bertolt Brecht cuando dice: "Primero follar, luego la moral".

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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