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22 años por matar a sus padres

Sergio Ferrer aceptó ayer 11 años y tres meses de cárcel por cada uno de los asesinatos en un juicio que apenas duró diez minutos

Sergio Ferrer, que ahora tiene 21 años, mató a sus padres con una catana en septiembre de 2007, en Catarroja. Intentó que pareciera un robo. Se fabricó una coartada. Pero la Guardia Civil descubrió sus mentiras en 24 horas. Ayer compareció ante el tribunal de la sección cuarta de la Audiencia de Valencia y aceptó 22 años y seis meses de prisión. La fiscal pedía 30 años.

Todo parecía claro. La fiscal inició su interrogatorio: "¿Golpeó usted a su padre y le hirió con una catana que había de adorno en su casa?, preguntó la fiscal. "No", dijo él. "¿Cómo se llevaba usted con sus padres?", interrogó el ministerio público. "Bien", aseveró él, con un hilo de voz apenas audible, que mantuvo durante la corta sesión. "¿Fue usted a recoger a su madre al trabajo, la llevó a casa y allí la mató?", preguntó la fiscal. "No", aseguró él. Y fue entonces cuando el presidente de la sala interrumpió la sesión, se dirigió al abogado del procesado y le preguntó si había instruido correctamente a su cliente. "Sí, señoría. Y estaba de acuerdo", respondió. El juez volvió a darle el turno a la fiscal indicándole que comenzaba de nuevo.

El joven admitió el doble crimen sin dar razones del parricidio
Una vecina recordó que oyó gritos de madrugada

Y entonces sí, se cumplió el guión. Entonces Ferrer empezó a responder, más con la cabeza que con la voz, que sí, que mató a sus padres, que lo hizo con una catana y que simuló un robo. No hubo porqués. Una decena de preguntas con monosilábicas respuestas fue suficiente para dar el trato por acuerdo formal de conformidad después de que declarara una vecina que le vio aquella noche entrar con su padre y que pasadas las cuatro escuchó un grito de auxilio, un "déjame, como con la boca tapada y a alguien conocido". Sergio regresó ayer a prisión, donde ha permanecido desde los hechos.

El joven vivía con sus padres en Catarroja, en la calle de Filiberto Rodríguez. Era hijo único, callado, introvertido. La noche del 15 de septiembre de 2007 estaba en casa con su padre, Leonardo, de 47 años. A las 23.45 empezó a golpearle. Nadie oyó nada. Le causó heridas con un sable. Murió entre la 1.30 y las 2.30. Mientras agonizaba, Sergio "se apoderó de diferentes joyas y objetos de valor", los metió en una bolsa y los escondió en un local propiedad de sus padres. Después, a las 4.30, se fue a Albal, a recoger a su madre al trabajo. Cuando la mujer entró en casa, Sergio Ferrer la agredió mortalmente con el sable. Falleció entre las 5.00 y las 7.00. Sergio dejó a sus padres muertos y se fue a Valencia, a un bar, donde conoció a un joven con el que se fue primero a Moncada y luego a Meliana de copas. Regresó a Catarroja en autobús a las 9.00. Fue a casa de su tía. Le dijo que no tenía llaves. Con ella regresó a su domicilio. Juntos hallaron los cadáveres. Y él, intentó que pareciera un robo.

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Sergio Ferrer, ayer, en la Audiencia de Valencia, donde fue condenado.
Sergio Ferrer, ayer, en la Audiencia de Valencia, donde fue condenado.EFE

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