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La demanda de madera se hunde casi a la mitad

La prohibición de cajas en las lonjas pone en peligro 235 puestos de trabajo

Cuando el sector forestal gallego afronta "la peor crisis de toda su historia", dice Ana Oróns, secretaria general de la Federación Empresarial de Aserradores y Rematantes, la Xunta tira por tierra la producción de cajas de madera para pescado al prohibir de forma "taxativa" su uso en los puertos. La norma deja en el filo de la navaja a 16 empresas y 235 trabajadores directos que generan un volumen de negocio anual superior a los 23 millones de euros. Antes de final de año se prevén nuevos despidos -los recortes ya han comenzado-, y el cierre de alguno de estos negocios situados en el rural de la comarca del Barbanza (A Coruña).

Una "puntillita" más que se suma al recorte del 40% en el consumo de madera (cuatro millones de metros cúbicos menos), como indica el director de la Agencia Forestal de Galicia, Francisco Dans, que apuesta por promover la bioenergía y las ayudas a los propietarios para que puedan cuidar del monte ante el riesgo creciente de incendio. La crisis en la construcción, la caída en la demanda de muebles, las plagas y las secuelas del temporal Klaus han dibujado un escenario marcado por una capacidad de producción sobredimensionada y un mercado desbordado por la producción forestal. Dans aboga por la diversificación de un sector de gran potencial que dispone en Galicia de 300.000 hectáreas productivas desaprovechadas, susceptibles de generar 3.000 empleos fijos.

Las 16 empresas del sector tienen un volumen de negocio de 23 millones

Galicia produce al año una media de un millón de cajas de madera para pescado. La mayor parte se distribuyen en territorio autonómico (el puerto de Vigo consume el 40%) y el resto se manda fuera. Una actividad que, "a pesar de la crisis, seguía operando a unos niveles similares". José Antonio Blanco tenía a su cargo a 14 trabajadores. "Ahora ya son nueve", lamenta, al tiempo que admite que el futuro no pinta nada bien. "No hay carga de trabajo", dice. En su caso, la demanda ha bajado a la mitad y los recortes de plantilla se suceden. "Mucha gente tuvo que mandar a los trabajadores al paro, otros tendrán que cerrar", vaticina.

La mirada la tienen puesta en Vigo. Allí se concentra el grueso del negocio y allí arrancó esta polémica cuando, en el mes de junio, la Autoridad Portuaria, que encabeza la popular Corina Porro, difundió una nota interna a armadores y consignatarios en la que "instaba a eliminar la madera y a sustituirla por plástico", relata Ana Oróns. El sector solicitó entonces reuniones con Medio Rural, Sanidad y Mar así como con el Puerto de Vigo. Sólo Medio Rural contestó y, en una reunión de la Mesa de la Madera, les "dio su apoyo". Ya en septiembre, Porro informa de que la Consellería de Sanidade decide prohibirlas aferrándose a un reglamento europeo de 2004, que nadie interpreta de ese modo "fuera de Galicia".

"Cuando les rebatimos nos dicen que también hay que tener en cuenta que hay operadores que están haciendo mal uso de la madera", sostiene Oróns, ya que la legislación establece que los envases de ese material serán de un solo uso por condiciones higiénicas, y no todos los armadores y las cofradías lo cumplen. El sector entiende, sin embargo, que no "pueden demonizar un producto por el mal uso que se le dé" y añade que en Galicia "no se ha impuesto aún la primera sanción", ante lo que piden que pongan a funcionar los servicios de inspección.

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria, que asesora a la UE y a la que se recurrió para dirimir este conflicto, se ha pronunciado a través de una carta que ya ha remitido a la Xunta. En ella no se hace referencia alguna al material de los envases pero sí a sus cualidades, que la madera cumple. "Pedimos a la Administración que nos permitan competir en un mercado libre, se nos están poniendo trabas", denuncia Oróns.

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