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Columna
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¡Viva Italia!

Antes que nada, nuestra enhorabuena a Rato. Dado que Caja Madrid ha demostrado a lo largo de los últimos meses que puede sobrevivir sin dirección, sin imagen, sin estabilidad y sin estrategia comercial, el ex ministro podrá dedicar su tiempo a decidir en qué medios amigos coloca la publicidad, a qué asociaciones beneficia y con qué criterio de rentabilidad política concede los préstamos (nada parecido al coñazo del FMI, de donde se tuvo que ir porque le obligaban a trabajar en serio). Conste que son los medios cercanos a Rodrigo Rato los que dan por hecho que ha aceptado dirigir la Caja no para dirigir la Caja, sino para saltar desde ella a la política. De ahí también, siempre según esos medios, que no le importe perder un poco de dinero respecto a los ingresos de que disfruta ahora. Lo de "perder dinero" da un poco de risa, pero les juro por Dios que lo he leído.

En cuanto a las personas encargadas de legitimar la maniobra con su voto, ningún problema. Llegado el momento, fingirán que eligen al candidato idóneo entre los presentados por quienes debían hacerlo. No les resultará difícil engañarse si piensan en sus salarios, en sus bonos, en sus dietas, en sus regalos de Navidad, en sus coches oficiales. Quizá en los días previos a la votación discutan incluso sobre la idoneidad del aspirante nombrado por Rajoy, como si les cupiera la posibilidad de rechazarlo. Y fingirán también que se ha cumplido a rajatabla la condición impuesta por las partes de que el nuevo responsable de la institución careciera de perfil político. Lo mejor de todo, amigos, es que esto no es corrupción, sino salud democrática, pujanza financiera, capacidad de negociación, demostración de autoridad, lo que ustedes quieran menos podredumbre política, miseria pública, asalto a mano armada o navajeo. No tenemos palabras, en fin, ¡Viva Italia!

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